Por: Jaime Carrera
Elvia Tres y Ramsés Marini crecieron explorando cafetales en las regiones de Zentla y Huatusco (Veracruz), sitios de inmigración de italianos.
La vida los trajo a Puebla y el destino confabuló para que unieran sus apellidos y den paso a Trerini, su negocio de café tostado bajo la marca Terrabella, en Chipilo, la junta auxiliar de San Gregorio Atzompa, también de inmigración de italianos.
Detrás de ellos, estás sus familias y todo un legado cafetalero que comenzó hace cuatro generaciones.
Ambos han vivido el arduo trabajo para cosechar el fruto, llamado cereza, en el que se encuentran los granos o semillas del café, hasta degustar el fruto convertido en líquido humeante, vertido en una taza.
En Veracruz, Elvia y Ramsés crecieron jugando entre cafetos y aunque con sus estudios universitarios en Puebla dejaron atrás esa vida de manera temporal, la pandemia de COVID-19 provocó que ambos se replantearan metas y recuperaran sueños.
Decidieron regresar a sus orígenes y que el tostado del café fuera su eje central.
“Creo que ambos estábamos en una situación laboral que nos puso en reflexión de qué hacer con nuestras horas y nuestra labor del día a día, cada vez nos orillamos a invertir nuestro tiempo en algo que fuera nuestro. Abrimos los ojos y volteamos hacia el café”, señaló Ramsés.
En noviembre de 2020, optaron por emprender y lanzar su negocio en físico en Chipilo, localidad con vida comunitaria muy parecida a la de ellos en Veracruz
“El negocio también parte del amor en pareja y de la pasión hacia el café. Pero sí, surge como desesperación en parte por la pandemia; quisimos innovar en el contexto que más amamos: el café”, compartió Elvia.
EL CAFÉ
De respeto, es como define esta pareja avecindada en Chipilo su relación con el café. Y ambos están conscientes de la responsabilidad de continuar el legado de sus familias.
La misión con Trerini es dar a conocer la calidad del café de Zentla y Huatusco, con un tostado natural que acapara el olfato de todo el que camina por la Avenida Reforma, en el centro de la famosa comunidad descendiente de italianos en Puebla.
“Es dar protagonismo a los caficultores y toda la gente detrás de la cadena de producción; tenemos la experiencia desde cortarlo y sabemos lo que es el trabajo duro que hay detrás de un grano de café”, agregó Elvia.
Su café tiene tres tipos: prima lavado, honey y natural, granos provenientes de fincas con alturas desde los mil 100 metros y hasta los mil 450 metros sobre el nivel del mar.
Como parte de “Trerini, barra de café y casa tostadora”, Elvia y Ramsés ofrecen también café tostado cubierto de chocolate amargo o chocolate con leche y coldbrew, método con el cual se extrae la esencia del café a partir de una infusión en agua fría.
“Nos manejamos con las fincas que tienen certificaciones de cuidado al medio ambiente, una de de las fincas es agroecológica y no utilizamos fertilizantes desde hace 5 años, amamos lo que hacemos, todo el amor está reflejado en el café”, expuso.
VECINOS SEMEJANTES
La primera duda y temor fue: ¿y si no somos aceptados?
Venían de estar avecindados entre descendientes de italianos, pero Chipilo era reto para adaptarse.
Al ser poca la oferta de café tostado en esta zona en el valle de Atlixco, el negocio no fue rechazado y con el paso de los meses comenzó a tener una clientela.
Previo a la apertura del establecimiento en físico en noviembre de 2020, la pareja ya había trabajado la marca en redes sociales con pedidos por Internet.
“Empezamos como Terrabella en Instagram y las primeras ventas fueron ahí. Realmente vimos un cambio cuando ya fue negocio físico, pero las ventas en línea ayudaron a exponer una parte del café”, dijo Ramsés.
Con los estudios de Arquitectura de él y Administración de Empresas de ella han logrado conjuntarse para impulsar un emprendimiento más integral.
“Tu carrera es una herramienta para desarrollar otras cosas, sumado al recordar, retomar contacto con nuestras raíces y ofrecer un producto de buena calidad”, concluyó.
Llegados en barco
Del barco de vapor “Atlántico” bajaron 428 italianos en 1881 y un año después se asentaron en lo que el gobierno mexicano reservó como colonia agraria “Manuel González”: Zen-tla, Veracruz, al sur de Huatusco, tierra cafetalera.Llegaron más: mil 523 bajaron de otro vapor, el “Messico”, y se unieron a la colonia; un nuevo viaje del “Atlántico” llevó a 19 añadidos, asienta el sitio oficial del municipio.
Los inmigrantes aprendieron a cultivar el café y de ahí la tradición que marca a este sitio veracruzano donde se cocina italiano y se bebe aromático.
Un año después de llegados los que se avecindaron en Veracruz, desembarcaron las 38 familias procedentes de Segusino, en Italia, que se quedaron a vivir en la entonces colonia “Manuel Fernández Leal”, hoy Chipilo.
Esa ascendencia une el pasado de Elvia Tres y Ramsés Marini con Chipilo, su actual residencia.
De ahí que, siendo recientes vecinos, tengan mucho en común con la población que los recibe y ha aceptado su café como un sabor tostado nuevo.