Huauchinango, Tehuacán y Puebla, los municipios que más han derribado por deterioro y peligro para la población
Claudia Espinoza
En 24 meses, en la entidad se derribaron mil 457 árboles que dañaron infraestructura urbana o que representaban un riesgo para la población, informó el Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (Igavim).
De acuerdo con el análisis, en el periodo de 2022 a 2023, Huauchinango es el municipio que registra la mayor cantidad de árboles derrumbados en los últimos dos años, pues derribó 341 debido a que representaban un riesgo para la población.
El portal español Stihl, especializado en temas de trabajos sobre paisajismo, agricultura y silvicultura, indicó que la poda o la tala de árboles se realiza con el fin de garantizar que la planta reciba suficiente oxígeno y luz, para prevenir la infestación por hongos. Además, también favorece el crecimiento de ramas gruesas y estables.
“Así, el árbol crece de forma controlada y desarrolla una hermosa copa”, se lee en su sitio, en el que también se advierte que las ramas podridas, enfermas y muertas suelen convertirse en un caldo de cultivo para las enfermedades, lo que puede ser peligroso porque pueden desprenderse solas.
En el caso de Puebla, otro de los municipios que registró una cantidad alta de talas fue Tehuacán con 329; de estos, 256 fueron con permisos, ya que en su mayoría tenían hongo y por afectaciones urbanas, y 73 sin permisos, los cuales se derrumbaron por algún accidente vial y construcción.
Puebla capital registró 324; en 2022 registró 310 árboles, mientras que en 2023 solo fueron 14. El Igavim menciona que el ayuntamiento no justificó el derribo y solo indicó que se realizó con base en el Código Reglamentario Municipal (Coremun).
Este documento señala que se debe garantizar la seguridad de los ciudadanos, por lo que, en el caso de los árboles más viejos, su copa tiende a volverse muy densa, alta o ancha, lo que puede provocar un exceso de sombra y un microclima de gran humedad en el jardín, resultando en la propagación de musgo en el tronco y las ramas.
Otra razón para podar un árbol es que ofrezca demasiada sombra o que las ramas crezcan contra la pared de un inmueble.
Francisco Javier Sánchez, profesor en Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la Upaep, explicó que la absorción de dióxido de carbono en los árboles se da a través de una transferencia de masa sobre la superficie de las hojas y, en algunos casos, sobre la rama y el tronco.
“La importancia de los árboles es muy grande, pero también la importancia del cuidado. Pueden existir muchas campañas de reforestación, pero si realmente no les damos seguimiento, no solamente implica llegar y plantarlos, hay que darles seguimiento para poder decir que se lograron y están creciendo”, dijo.