Poblanos fueron testigos del “anillo de fuego”, fenómeno que consiste en que la luna se sitúa frente al sol pero no lo cubre completamente, creando una aureola brillante
Arturo Meneses
Los mexicas lo llamaban “Tonatiuh Cualo”, cuando el sol es comido”, y su importancia es tal que la fundación de Tenochtitlán se remonta a un eclipse solar, el 13 de marzo de 1325.
Este sábado 14 de octubre, luego de 30 años, millones de mexicanos pudieron disfrutar de un eclipse solar, en esta ocasión anular, el cual pudo apreciarse con distinta intensidad: en la península, alcanzó un 92 por cierto apreciándose el llamado “anillo de fuego”
En el caso de Puebla, y de varias entidades del país, con un 78 por ciento, dando la sensación de un eclipse parcial.
De acuerdo con el Dr. José Ramón Valdés, Coordinador de Astrofísica del INAOE, los eclipses de sol ocurren ya que el sol y la luna son dos objetos que tienen prácticamente el mismo tamaño angular en el cielo y, al interponerse nuestro satélite frente al astro rey, este puede quedar oculto por completo.
En el caso del eclipse anular, también conocido como “anillo de fuego”, debido a que las órbitas son elípticas, la luna se encuentra más lejos de la tierra lo que provoca que su tamaño angular disminuya y, al situarse frente al disco del sol, este no queda cubierto en su totalidad y se percibe un anillo que no alcanza a ser eclipsado.
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Aunque el eclipse dio inicio poco después de las 9 de la mañana, los preparativos comenzaron en los días previos cuando, en las tlapalerías y ferreterías, las micas utilizadas por soldadores comenzaron a escasear.
Y justamente, desde el día de ayer, en dichos giros comerciales los “vidrios para soldar de 14 soles” se encontraban agotados, pues con estos objetos era posible ver el eclipse de manera directa con mayor seguridad.
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Por su parte, distintos niveles de gobierno, instituciones privadas y educativas realizaron actividades para que personas de todas las edades pudieran disfrutarlo y aprender más de los eclipses.
Parques y espacios públicos, escuelas y el observatorio del INAOE, fueron habilitados por científicos y especialistas para que la ciudadanía pudiera acudir a observar el “anillo de fuego” con todas las medidas de seguridad y equipos profesionales.
La danza de nuestro satélite natural comenzó aproximadamente a las 9:10 de la mañana, cuando comenzó a “morder” ligeramente al astro rey. Cerca de las 10:30, la mitad del sol estaba cubierta por la luna, dando un espectáculo maravilloso.
Para entonces, una ligera capa de nubes cubrió el cielo poblano, provocando la desilusión de algunos cuantos que esperaban con emoción ver eclipse, pero, pese a esto, la visibilidad era la adecuada para ver el espectáculo.
De igual manera, una corriente de aire frío, acompañada de un descenso importante de la temperatura, daba la bienvenida al culmen del fenómeno astronómico.
A las 11 de la mañana fue cuando comenzó a verse más movimiento en las calles, curiosos se acercaban a quienes contaban con algún método para ver el eclipse para preguntar “si sí se veía”.
A las 11:09 el punto máximo del eclipse llegó. E inmediatamente, la luna comenzó su descenso para que, como si fuese una grabación en reversa, reviviéramos las horas previas.
Finalmente, a las 12:50, el eclipse finalizó, con los últimos segundos de esa pequeña “uña” tapando la superficie del sol.
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El Dr. Raymundo Hoyo, uno de los asistentes a los puntos de observación, señaló sobre la experiencia que es “un fenómeno natural muy precioso, muy bonito; como no es muy seguido, es una cosa de admirar en la naturaleza. Es bonito y nos causa admiración, porque es como tapar el sol con un dedo. Cuando la gente lo ve, parece como si fuera algo mágico, raro, y aplauden como si fuese un espectáculo”.
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Por su parte, Fernanda Tlapanco indicó que “dio gusto que a muchos niños les emocionó, porque incrementa su interés en la ciencia y en el futuro puede desarrollar mejores ciudadanos”.
El próximo eclipse que se podrá disfrutar desde nuestro país será total y ocurrirá el próximo 8 de abril de 2024, aunque únicamente será visible en la franja que cubre a las ciudades de Mazatlán, Durango, Torreón y Monclova, en el norte de nuestro país.
En el caso de Puebla, el Dr. José Ramón Valdés señaló que en dicha fecha veremos un eclipse parcial, como el de este 14 de octubre, y será dentro de aproximadamente 70 años que se pueda observar un eclipse total en el centro del país.
A nivel nacional, tendremos que esperar 33 años, hasta el 16 de enero de 2056, para disfrutar nuevamente de un eclipse anular de sol desde nuestro territorio.
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