Considerado por organismos internacionales como una moderna forma de esclavitud y explotación que conlleva daños irreparables físicos y emocionales, el fenómeno de los niños que trabajan es uno de los rostros más oscuros de Puebla. Y es que aquí, según las cifras más recientes del INEGI, más de 107 mil menores de edad están en ocupaciones peligrosas, que incluso se pueden considerar delitos.
En total, en el estado se tiene noticia de 203 mil 283 niños trabajadores que prácticamente todos los días se ven privados de su infancia, violentados en su dignidad y limitados en su desarrollo y capacidades, cualquiera que sea su condición: asalariada, independiente o familiar no remunerada.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 85 mil infantes tienen que laborar porque el hogar necesita de su aportación económica, para pagar su escuela o para ayudar a pagar deudas.
De acuerdo con el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Internacional Infantil (IPEC), esto es física, mental, social y/o moralmente dañino para el niño, niña o adolescente, dado que impide que asista a la escuela o que lo haga con regularidad, jugar, disfrutar plenamente de sus derechos y lo o la expone a accidentes y lesiones.
En su mayoría provienen de familias numerosas y las figuras parentales pueden ser analfabetas o tener un nivel educativo muy bajo; vivir sólo con el padre o la madre o con ninguno; viven en condiciones de pobreza y existe una tradición de trabajo que se hereda de padres a hijos como un mecanismo de contribución directa y socialización. Asimismo, muchos sufren algún tipo de abuso y agresión en su hogar, o han sido abandonados, viven en las calles, y las personas adultas que conforman la familia carecen de empleo o lo tienen en muy malas condiciones.
Lo peor es que muchos de los menores que trabajan en ocupaciones peligrosas están vinculados con actividades ilícitas como la trata de personas, la venta de drogas, el robo de combustible o incluso el secuestro.
Por otra parte, los niños poblanos que trabajan ya sea en ocupaciones permitidas o no permitidas cumplen jornadas extenuantes, casi siempre con ínfima paga.
Según las estadísticas, 62 mil 183 no tienen un horario regular, 43 mil 191 trabajan más de 36 horas, 44 mil 866 de 14 a 36 horas y 40 mil 408 hasta 14 horas.
Especialistas del IPEC señalan que por las limitadas posibilidades educativas y de formación, en el futuro a estos niños, niñas y adolescentes les será difícil tener un trabajo decente y salir de la pobreza.
DAÑO SEVERO
Expertos del Programa Internacional urgen a reflexionar en estas consecuencias de la explotación de niños y adolescentes en labores dispares con su edad:
Mente, emociones y cuerpo:
Roba a los niños la vivencia de la infancia porque los deja sin tiempo para jugar y deben desenvolverse en ambientes adultos
Están expuestos a abuso y acoso sexual y distintos tipos de maltrato
Por el esfuerzo físico, tienen riesgo de retraso en el crecimiento
Pueden sufrir daños físicos permanentes por las actividades obligadas del trabajo
Padecen lesiones, enfermedades e infecciones y agotamiento físico
Multiplican riesgo de muerte
Economía:
Por las limitadas posibilidades educativas y de formación, en el futuro les será difícil tener un trabajo bien remunerado y salir de la pobreza
Secuelas sociales:
Perpetúa la pobreza y la desigualdad
Violenta los derechos humanos
Impide o limita un adecuado desempeño educativo
Genera problemas de autoestima y adaptación social
Produce estigmatización, rechazo y discriminación
¿Por qué es perjudicial el trabajo infantil?
Es física, mental, social o moralmente dañino para niña, niño o adolescente porque:
Obstaculiza su educación, pues:
Impide que asista a la escuela con regularidad
Llega con cansancio a clase
No le alcanza el tiempo para combinar asistencia a clases y hacer tareas con cumplir las jornadas de trabajo
Abandona la escuela o se rezaga
Le cercena la infancia, puesto que:
No puede jugar libremente
No se relaciona con otras personas de su edad
Convive con adultos y escucha conversaciones de asuntos que se le vuelven preocupaciones
Esos adultos tienden a abusar
No puede recrearse ni hacer deporte y se le descuida en salud y alimentación
Eso le impide el desarrollo integral y el disfrute pleno de sus derechos
Le expone a accidentes y lesiones
¿Qué no es trabajo infantil?
Las actividades que realizan los niños, niñas y adolescentes que no afectan su salud y desarrollo personal, y que no interfieren en su educación. Por ejemplo:
Tareas adecuadas a su edad y su grado de madurez y que no les implican mucho tiempo, ni les impiden estudiar y que, además, no son peligrosas Labores livianas dentro del hogar, como una ayuda a la familia, que no entrañan peligro y por las que no se recibe pago
Trabajo de adolescentes de 15 años en adelante (con secundaria terminada) que garantice seguridad y respeto a sus derechos
Al participar en estas tareas, niñas, niños y adolescentes:
Aprenden sobre responsabilidad
Desarrollan distintas habilidades y destrezas
Apoyan a sus familias, se sienten parte de su grupo familiar
Aportan y notan bienestar sin afectar su educación ni su desarrollo integral