Algunos decidieron integrar el desfile ayer sin máscaras ni mucho maquillaje ni caracterización de drag queens.
Se presentaron con el rostro tapado sólo por el cubrebocas anticontagio de coronavirus. Y quienes generosamente compartieron algunas palabras de su historia personal contaron que el llamado “orgullo gay” se los infundieron con su protección o comprensión o ánimo papás, tíos amigos, profesores o hasta gente desconocida.
Son una minoría, sí, porque las historias de dolor, miedo, coerción, castigo, violencia e incluso asesinato ensombrecen a miles de disidentes de la heterosexualidad en Puebla pero, ¡qué fortuna!, son y están.