Empieza con dolores de cuerpo y cabeza, sigue con sensación de sofocación y la certeza interna de que se trata de coronavirus y escala a un episodio de ansiedad extrema.
Así ocurre la somatización de COVID-19 en personas sanas o con enfermedades respiratorias distintas a la pandemia.
El exceso de información acerca de la enfermedad, situaciones de estrés del día a día, miedo a contraer el mal y el conocimiento de casos en un círculo cercano son algunos de los factores que desencadenan esta situación.
Lo advierte Dulce María Judith Pérez Torres, especialista en atención psicológica y asesora de familias.
Indica que una persona puede experimentar ataques de ansiedad derivado de que cree que tiene una alta posibilidad de tener coronavirus y tener miedo no solo de estar enferma sino de poner en riesgo de contagio a sus seres queridos.
Explica que normalmente una persona en su día a día está recibiendo constante información sobre la situación actual de la pandemia en su comunidad, el número de casos, el número de muertes, hospitales que están a punto de rebasar su capacidad, lo que genera cierto grado de estrés en las personas, esto sin contar con las “fake news” que pueden llegar a ocasionar más daño.
Sumado a esto, el hecho de que muchos estén ya trabajando de manera regular, el estar en contacto con varias personas y algunas sin tener la vacuna, así como el conocimiento o rumor de que alguien dentro de algún circulo social cercano contrajo el virus, causan que en ocasiones se piense que pudieron contraer el virus, dice la experta.
Apunta que en estos casos los síntomas pueden padecer reales para las personas, como lo es la dificultad de respirar, dolor de cuerpo o cabeza, por lo que lo primero que se debe de hacer es un ejercicio de respiración para tratar de controlar el episodio de ansiedad.
Posteriormente, es necesario reconocer de manera puntual los síntomas y no tener miedo de acudir al medico para descartar si realmente se contrajo el virus, puesto que en algunos casos pueden ser síntomas de otro tipo de enfermedades respiratorias como gripas o faringitis, las cuales también deben ser tratadas.
Añade que, si bien este tipo de episodios se pueden dar de manera repetitiva, es necesario estar pendientes del número de veces que ocurre y cada cuánto se dan, puesto que, si es de forma constante, puede tratarse de otro tipo de padecimiento de salud mental, que debe de ser tratado con un especialista.
Pérez Torres resalta que este tipo de eventos se dieron más al inicio de la pandemia, cuando existía un desconocimiento sobre los síntomas del virus, sus causantes y su medio de contagio, mientras que ahora la cercanía con pacientes o haber experimentado la enfermedad son los factores que generan el miedo y la convicción de que se ha contraído COVID-19.