Y ayer, por fin, jóvenes, adolescentes y adultos pudieron dejar sus casas, respirar fuera, salir de compras, estirar las piernas, dejar los departamentos de 40 metros cuadrados de la zona más densamente habitada de Madrid.
Y que dejaran de ver los muros de sus viviendas por dentro.
Las calles se habitaron.
Por una semana habían podido salir dos horas diarias los bebés y niños de 13 años o menores.
Ayer, todos fueron libres.