En Brasil, ayer hubo jornada de luto. Cien mil personas fallecidas por coronavirus, que hacen de ese país el más golpeado del mundo, después de Estados Unidos, son demasiado.
Como el Estadio Azteca abarrotado, incluso llena la cancha, de esa magnitud es la cantidad de enfermos que han perdido la lucha, en un país de 209.5 millones de personas.
Los cementerios son insuficientes para el número de personas que se agregan a la lista de víctimas; los sepultureros son voluntarios a falta de manos para cavar.
Y Bolsonaro, el presidente, reacio a las medidas sanitarias más básicas y con decisiones de gobierno que así de informormes tiene a millones.
Ayer fue Francia el país europeo que resintió la ola de calor que ataca a aquella parte del mundo; incluso la sequía se nota en los sembradíos más emblemáticos de la campiña.