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La marcha se llamó “Las 5 vidas negras importan” y reclamó ayer en Cali, Colombia, justicia para esclarecer quién y por qué asesinó a cinco menores de edad en Llano Verde, sitio donde el narcotráfico y las pandillas entremezclan violencia con ejército y policía.
El martes 11 ocurrió la masacre. Nadie supo. Nadie vio.
Nadie habla. Pero todo el barrio se enlutó.
Los cinco chicos, afrodescendientes.
En Venezuela, el hambre aprieta en los hogares y las montoneras de basura son revisadas por padres de familia que no son recicladores ni pepenadores.
Las filas de autos, inmóviles por horas. No hay gasolina.
Los camiones con tanques de gas, esclerosados por la escasez. Y las llaves de los vecindarios, cualquier tubería es buena para sacarle un poco, en plena pandemia que reclama lavado constante.