En un último y desesperado intento por aferrarse al poder, el presidente de Estados Unidos presionó este martes a su vicepresidente y aliado, Mike Pence, para que mañana anule la victoria del presidente electo Joe Biden, en la votación en el Congreso sobre el ganador de las elecciones del pasado 3 de noviembre.
“Espero que Mike Pence cumpla con nosotros, tengo que decirlo”, dijo Trump el lunes por la noche en un acto de campaña en Georgia, en víspera de las elecciones para elegir a los dos senadores que faltan para que haya pleno en la cámara alta.
En un tuit, el presidente saliente insistió en el tema y aseguró que “el vicepresidente tiene el poder de rechazar a los electores fraudulentamente escogidos”. Sin embargo, no hay ninguna provisión en la Constitución ni en la ley de Estados Unidos que otorgue explícitamente ese poder a un vicepresidente.
Acorralado entre su deber constitucional y su lealtad al presidente, Pence se limitó a decir que “el miércoles escucharemos las objeciones en el Congreso”.
“Comparto la preocupación de millones de estadunidenses sobre las irregularidades en los votos. Les prometo que el miércoles nos haremos oír en el Congreso. Escucharemos las pruebas”, dijo durante el mitin de cierre de campaña en Georgia.
Sin embargo, fuentes cercanas al vicepresidente señalaron que el también líder del Senado seguirá mañana los procedimientos normales y confirmará la elección de Biden.
Aún así, la mayoría está de acuerdo en que muy probablemente el miércoles será un día largo y confuso en el Capitolio —y potencialmente difícil para Pence— ya que los aliados republicanos de Trump se mueven para impugnar la victoria de Biden y forzar al menos una elección sobre el asunto, pese a que está condenada al fracaso por la mayoría demócrata e en la Cámara de Representantes. (La Crónica de Hoy)