Por: Konn Speer A./ POLÍTICA FICCIÓN
Ante la muerte del Presidente se desatan disturbios y saqueos que son contenidos por las fuerzas del orden… surge así un régimen de transición que permite diseñar e implementar una nueva forma de gobierno plenamente democrática y sumamente eficaz.
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LAS PRIMERAS HORAS
Ante la brutal desconfianza y la crisis económica que desde antes de asumir el cargo había desatado el Presidente, y sobre todo a consecuencia de su torpe actuar durante la pandemia del COVID-19 y los saqueos y disturbios que le siguieron, aceleradamente fue perdiendo apoyo de las clases medias -que en alto porcentaje habían votado por él- y estas a su vez influyeron para desactivar a estratos menos favorecidos que eran la principal clientela de ese gobierno… Frente a la desbordada demagogia, se fueron articulando fuerzas diversas planteando estrategias para contener a ese caótico régimen.
En su desenfrenado activismo, durante una de sus asambleas pueblerinas, el Presidente se desvaneció por un infarto fulminante… los paramédicos presentes carecían de los elementos necesarios para atender la emergencia, y el tiempo de traslado al hospital más cercano (sin grandes recursos ni de equipo ni de personal) requería de casi tres horas por caminos tortuosos y en un vehículo inadecuado.
Todo esto pudo ser diferente de haber operado el Estado Mayor Presidencial… y de haber utilizado helicóptero para sus traslados, podía haber llegado a una buena atención. En los infartos el tiempo es de vida, o como en este caso… de muerte. Al confirmarse la noticia, el gobierno y su partido entraron en shock… El Presidente era el partido y el gobierno… no tenía sustituto ni en una ni en la otra instancia, y para colmo, el marco jurídico aplicable ante la ausencia permanente del titular del Ejecutivo era impreciso…
Falleció el Presidente en el camino… la noticia del infarto y las imágenes de cómo se desvanecía durante el evento se difundieron en tiempo real… Su círculo inmediato trató de ocultar su fallecimiento, pero éste fue igualmente divulgado por los paramédicos que le trasladaban…
Hubo incontables noticias contradictorias… los miembros del gabinete -en sus cuentas de Twitterdaban diferentes versiones de los hechos… algunos medios se auto censuraron… otros daban “detalle” de lo acontecido… nadie sabía a ciencia cierta lo que ocurría…
Los partidos políticos y sus fracciones parlamentarias igualmente desconcertados, no emitieron postura clara… todos lamentaron el deceso, pero desde luego en Morena y en el PT se dieron voces que acusaban a sus enemigos neoliberales conservadores de haberlo asesinado…
En medio de la confusión, sus más radicales seguidores se movilizaron en varias ciudades y arguyendo el asesinato, saquearon y causaron destrozos… el desorden fue de dimensiones dantescas. Las cabezas de las más importantes fuerzas políticas y sociales llamaron al orden y exigieron a las fuerzas armadas que controlasen la situación… Casi todos los gobernadores estaban entre aturdidos y azorados, pero los más competentes se aplicaron a garantizar el orden… los medios de comunicación estaban confundidos y perturbaban a la opinión pública… fue en el Gabinete de Seguridad Nacional donde los militares tomaron las decisiones clave…
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Se suspendieron por tres días todas las operaciones financieras… tomaron el control de las estaciones de radio y televisión… reforzaron la protección a las instalaciones estratégicas…
Los anarquistas sembraban miedo… la gente acudió a hacer compras de pánico… Fue entonces cuando se decretó el estado de sitio*
En los hechos, el país estaba ya bajo control militar…
Continuará…
Este es un ejercicio periodístico totalmente basado en la ficción, que busca responder a una pregunta que en este país nadie suele hacerse: ¿Qué pasaría ante la súbita ausencia del hombre más poderoso de México?