Tejiendo redes por la infancia pidió un esquema de ayuda único para infantes en materia de salud, educación y seguridad
Ilse Aguilar
Ante los desastres naturales, los gobiernos han invisibilizado a las infancias y se han olvidado de priorizar sus derechos y cuidarlos de los diferentes abusos a los que se exponen, como la violencia familiar y sexual, afirmó Juan Martín Pérez García, coordinador de Tejiendo Redes por la Infancia en América Latina y el Caribe.
En entrevista, consideró que tras el paso del huracán Otis en Acapulco, Guerrero, la reconstrucción no puede dejar fuera a los 296 mil niñas, niños y adolescentes, que han sido censados junto con sus familiares y que fueron afectados por este fenómeno natural.
Apuntó que el gobierno mexicano está obligado a tomar medidas inmediatas y eficientes para proteger a la niñez y adolescencia afectada en desastres naturales, y en el caso de las entidades hacer operativo el Sistema Estatal de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) para coordinar las acciones institucionales y la colaboración con organizaciones especializadas en la atención a la niñez y garantizar una respuesta adecuada y sostenible a la problemática.
“Los SIPINNA tienen los mecanismos para poder articular, participan todas las dependencias, Igualdad, Salud, Educación, ya está todo el saber, no hay que inventarse nada”, comentó.
También dijo que es urgente brindar apoyo psicosocial para los menores afectados, mediante la reactivación inmediata de las comunidades escolares como espacios seguros para el juego y la participación, así como otros servicios esenciales.
“Hay que recordar que durante el confinamiento de la COVID-19 los niños y niñas se quedaron en casa. Y entre todas las pérdidas estuvo el aprovechamiento escolar o de aprendizaje, se habla que se perdieron casi tres años de aprendizaje”, comentó.
Resaltó que en el caso de la emergencia por el paso del huracán en la costa de Guerrero, se ha hablado poco de la orfandad en la que quedaron los hijos de las 47 personas oficialmente reconocidas como fallecidas pero hay otras desaparecidas, por lo que la cifra se podría duplicar de hijos que han quedado invisibles.
Además destacó que las niñas y mujeres jóvenes en situaciones de emergencia son más vulnerables al ser víctimas de violencia sexual al no tener privacidad por no estar en un hogar que es el suyo.
Expresó que los adultos descuidan vigilar a los menores en esta situación por preocuparse en cómo sobrevivir.
Dijo que es necesario que se articule una mejora en la seguridad pública, y no sólo para proteger las zonas turísticas para evitar saqueos.