Por: Hugo Arquímedes González Pacheco M/ [email protected]
Desde mi escritorio
Antes esta época era el momento justo de hacer una pausa para evaluar y agradecer un ciclo más de vida, con nuevos propósitos, planes y para confiar el inicio de un año más próspero lleno de buenos deseos.
Ahora, ante la pandemia, vemos una sociedad más incrédula, deshumanizada, violenta, moderna, sí, pero conformista ante la esperanza de que domen la pandemia por COVID-19 como si fuera magia.
Tenemos que hacer conciencia, reeducar los valores humanos y retomar las costumbres que parecerían obsoletas en la educación familiar que se han ido perdiendo, lamentablemente, por la descomposición de los contextos sociales, gubernamentales, escolares, políticos-partidistas y religiosos.
La costumbre de “pasar a dar el abrazo con un beso” estará descartada, más con el riesgo de estar otra vez en semáforo rojo en gran parte del país, debido a la saturación de los hospitales a causa de los contagios.
También por las nuevas cepas del virus que hay en otras partes del mundo como en Reino Unido y Brasil. que desgraciadamente llegarán a nuestro territorio por el libre tránsito de la población. Para empezar, el mundo entero espera la vacunación, y en algún momento, las personas queiren volver a salir a las calles sin cubrebocas, para olvidar que saludar al vecino o ir a alguna tienda e interactuar, puede mandarlas al hospital.
Muchos esperan ansiosos volver a viajar. Los jóvenes quieren socializar con sus amigos en bares, antros y discotecas. Mientras, niños y jóvenes anhelan regresar a la escuela para poder convivir con sus compañeros y experimentar la dinámica de una clase presencial. Otros añoramos poder ver a nuestros padres y abrazarlos muy fuerte.
Muchos queremos convivir con nuestros colegas y compañeros en el día a día, en reuniones de las juntas de trabajo, de manera física, asistir a talleres, seminarios de actualización y eventos culturales. Muchas parejas no pierden la esperanza de poder unir sus vidas, celebrar con familiares y amigos ese enlace.
Los atletas de alto rendimiento tienen el deseo ferviente de poder participar en las competencias para las cuáles se han preparado tanto, como las Olimpiadas o algún maratón, aunque todavía se desconoce si se podrán llevar a cabo o serán cancelados , como otros eventos. Otros esperan que se regularicen sus ventas, sobre todo quienes dependen tanto de la presencia física o quienes dependen de la ‘normalidad’ de antes.
Algunos más añoran simplemente poder trabajar y tener un ingreso, porque ya sea por la pandemia o por el ajuste al interior de muchas empresas y negocios, han quedado fuera de la fuerza laboral.
Dada la situación de esta pandemia estoy seguro de que, en esta ocasión, a la hora de desear felicitaciones a nuestros seres queridos, familiares y amistades, tiene un significado mucho más profundo que en años anteriores, sin importar que lo hagamos da través de una tarjeta impresa, vía por teléfono, en una videollamada o simplemente en un texto en redes sociales.
Asimismo, hay que asegurarnos de nuestro autocuidado para estar a salvo de contagiarse y ser firmes para cumplir. Es decir, que estemos consientes del daño del coronavirus no solo para estar mejor, sino para proteger a los demás y no sea como en 2020.
Claramente es factible que así sea. Aunque nos digan que ya está la ‘luz al final del túnel’ que ofrecen los más de 50 desarrolladoras de las vacunas –reconocidas por la Organización Mundial de la Salud y que brindan esperanza de que en algún momento y de alguna manera vuelva la normalidad– no hay que dejar de cuidarnos. Sin embargo, considero que la mayoría de estos anhelos no podrán cumplirse hasta la segunda mitad del año –si bien nos va– a menos que continúen las mentiras y los actos de corrupción que se están viendo.
Los procesos de aprobación, producción en masa, la distribución y administración de las vacunas que muestren altos porcentajes de inmunización de bajos efectos secundarios, van a tardar la vacunación universal a todos los mexicanos. Así, es muy factible que el tránsito hacia la normalidad o al menos hacia lo que ahora llamamos “nueva normalidad’, será gradual y tomará varios meses.
En este sentido, considero que hay tres aspectos fundamentales que harán más llevadera esta espera: 1) A diferencia de 2020, vivir bajo las políticas de confinamiento y distanciamiento social, ya no será una desagradable sorpresa (al menos). 2) Una parte importante de la sociedad ha aprendido efectivamente a coexistir con el COVID-19, sobre todo al observar el uso de cubrebocas, “sana distancia” y el lavado de manos profundo y frecuente.
3) Una gran cantidad de personas han podido adaptar sus actividades personales y profesionales a las circunstancias y restricciones que impone la pandemia. ¿Qué haremos en 2021?, ¿cómo convivir con amistades y al mismo tiempo cuidar a familiares que son población de riesgo?, ¿habrá que realizar convivios digitales?
Es lamentable la irresponsabilidad social y educativa del empresario Ricardo Salinas Pliego, quien incita a no seguir las recomendaciones, retando a las autoridades de salud y pitorreándose de la cuarta transformación.
Fingir que no pasa nada no es una opción, hacerlo es un acto de respeto a la vida. Los seres humanos somos seres sociales y afectos a los rituales de las celebraciones religiosas, cívicas , además de los días que durante el año son significativos para millones de personas, pero ahora se tiene que ser prudentes e inteligentes y seguir con las medidas para evitar contagios. Por otra parte, dentro de este rescate de valores del que hablaba, una de las recomendaciones principales para educar a nuestros hijos consisten en la de evitar que ellos sean quienes se encarguen de comprar las bebidas alcohólicas o de servirlas en las reuniones familiares. Esto, porque al hacerlo envía un mensaje de aprobación y normalidad sobre el consumo de esta sustancia, que no es el adecuado en su formación.
Además, debemos hacer conciencia que las bebidas alcohólicas cambian tus emociones en euforia, deprime, despierta agresividad y disminuye la actividad del sistema nervioso central. Las personas bajo el efecto del alcohol presentan alteraciones en el estado de conciencia, en la precesión y toma de decisiones en ese momento.
Ello, representa un riesgo cuando se necesita el cumplimiento estricto de los protocolos de bioseguridad frente al contagio del COVID-19, ya que esto facilita otros comportamientos de riesgo en la salud.
La embriaguez es una clara afectación a la salud y también se asocia con diferentes tipos de violencias o actividades ilícitas, lo que compromete la seguridad y sana convivencia en la comunidad. Esta es la realidad que tenemos en este año 2021y para vivir bajo estas condiciones, es momento de hacer una pausa en el camino para hacer cierres de etapas y sembrar nuevos comienzos.
Lo más importante, al estar confinados en casa es la oportunidad de fortalecer los lazos de amor, armonía y comprensión con nuestra pareja de vida, padres, hijos, nietos, con todos los familiares y amistades.
Recordemos que el mejor regalo en estos momentos es ver sus sonrisas de nuestros seres queridos y estar vivos. Aprovecho para desearles a los amables lectores de esta columna, así como al gran equipo de La Crónica, familia, amigos, salud, bienestar en sus actividades laborales y dejándoles una reflexión personal sobre “el amor por la vida”. ¿Usted qué opina?