Por: Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Es relativo
Se nos señala que en la vida del ser humano usamos cotidianamente las palabras que lógicamente integran un lenguaje, sin profundizar en su real significado, y ello nos lleva a la ausencia de claridad y conflictos de interpretación
La gramática que genera el alfabeto es amplísima, su uso suele ser a veces oscuro y tenemos que realizar nuestro mejor esfuerzo para explicarnos y se nos comprenda o comprendamos a otras personas.
Un ejemplo surge cuando se buscan o usan palabras que describen el carácter de una persona, por ejemplo: me decía el psicólogo que es muy delicado no poder o no saber ubicar la actitud de las personas dentro de una palabra, y que él tenía una clasificación de la cual me enseñó una parte:
- – Persona que se esmera y se complace en el bien de otros, aun a costa del propio y por motivos puramente humanos.
- – Persona que se dedica particularmente a la práctica y ejercicio de las virtudes cristianas, y cuya vida se rige por la austeridad, la sencillez y el desdén de lujos y de placeres.
- Cleptómano.- Persona que roba, no por necesidad, sino por el simple placer de hacerlo. Se trata de un caso patológico.
- – Persona que ama los usos y prácticas tradicionales, y a quién le disgustan los cambios bruscos de toda índole.
- Hipocondríaco.- Persona qué continuamente está preocupada, casi siempre sin ninguna razón verdadera, por su estado de salud afirmando tener muchas dolencias y síntomas de supuestas enfermedades y que toma por ello excesivas precauciones.
- Megalómano.- Persona que sufre delirios de grandeza.
- – Enfermo de paranoia, psicosis por la cual se cree víctima, perseguido y odiado por los demás.
- – Persona que siempre mira el lado malo y negativo de las cosas.
- Pragmático.- Persona que cree que las ideas solo tienen valor por sus resultados prácticos, y que éstos son la única prueba de la verdad o validez de las ideas.
- – Persona casi siempre fría y calculadora, que fundamenta sus ideas en los hechos, y a quién le disgusta lo teórico, lo imaginario y utópico.
Sucede igualmente cuando se interpreta las palabras por medio de los sonidos de las palabras.
Así apreciamos que el lenguaje constituye en primer lugar, un hecho sensorial que captamos o recibimos con el oído o la vista.
Un ejemplo: en 1997 el Tribunal Superior de Cataluña, determinó tras una sólida argumentación jurídica, que no se había producido ensañamiento en el asesinato de una mujer que recibió 70 puñaladas. Consideraban los jueces que, una vez infligidas las primeras, el resto se le asestaron a un cadáver, y por lo tanto, no añadieron dolor innecesario.
Tres años después, en mayo de 2000, el mismo Tribunal reafirmo su criterio, en este caso para un asesinato en el que mediaron 17 patadas, estrangulamiento y descuartizamiento de la víctima, de modo que el criminal vio rebajada su sentencia de 22 años a solo 15.
Pero ambas sentencias levantaron la perplejidad nacional, porque la fuerza de la palabra ensañamiento su sonido expresivo es el que invita a pensar en alguien recreado en el crimen; se situaba por encima de cualquier consideración y más allá de cualquier resultado. Esas 70 puñaladas son un ensañamiento para la verdad del lenguaje, diga lo que diga la verdad de los tribunales y de la ciencia forense.
Ensañarse: “Deleitarse en causar el mayor daño y dolor posible a quién ya no está en condiciones de defenderse” (Diccionario de la Real Academia Española). Se entiende que se “ensaña” cuando la persona está viva, después no se considera o se haya ensaña.
Encontramos palabras o a veces escuchamos, que tienen varios significados como polisemia (varios sentidos); polivalentes (varios valores); falacia (error o equivocación); mnemotecnia (técnica de la memoria); definir (poner límite); filología (amante de la palabra); aféresis (suprimir uno o varios sonidos al inicio de la palabra, por ejemplo: ñero por compañero, pá por papá).
Finalmente necesitamos comprender la importancia de conocer el valor de la palabra, que es base insustituible para integrar a todos los seres humanos a su país y lograr su incorporación al desarrollo.
La palabra no solo es cultura, es parte de la personalidad, de la identidad nacional.
“La palabra es la única fuerza capaz de otorgarle un nuevo sentido a nuestras vivencias. Es a través de la palabra como podemos darle un orden al mundo en nuestra mente”.
Señalan lo anterior en el libro “Una vida con propósito” de Rick Warren, citado por la columna “Tarea de los martes”..