Por: Lesly Mellado May
Ahora que la tijera federal pasa por los estados sería conveniente que ese orden de gobierno ajuste también el gasto de los 17 programas prioritarios del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues se trata de un presupuesto multimillonario cuyo destino y efectividad es incierto.
En 2019, el presupuesto asignado a los 17 programas prioritarios fue de 131.8 mil millones de pesos, ahí se incluyen tandas del bienestar; becas a niños, jóvenes y discapacitados; subsidios a la actividad agrícola, ganadera y forestal; reconstrucción, planeación urbana y ordenamiento territorial; y programas culturales; entre otros.
El Coneval publicó esta semana la evaluación de estos programas y coincide con lo que los “crueles” analistas han dicho en los últimos meses: los subsidios de AMLO se entregan sin reglas claras, con objetivos difusos y con el único empeño de ganar votos; lo que tanto criticaron los hacedores de la 4T a los gobiernos del PRI y el PAN.
Esto detectó el Coneval: De 17 programas prioritarios, el 35% (6) identifica con precisión a su población objetivo y el cambio/resultado que busca alcanzar; de este grupo, 4 son programas coordinados por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y 2 por la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Por otro lado, 8 de los 17 programas (47%) tienen claridad en su población objetivo, pero no así en el problema público que buscan resolver; mientras que 3 programas (18%) no cuentan con de Enfoque de Resultados: Cultura Comunitaria, Programa de Fomento a la Planeación Urbana, Metropolitana y el Ordenamiento Territorial (PUMOT) y Bienestar de las Personas en Situación de Emergencia Social y Natural.
A un año de operación es crucial monitorear la cobertura alcanzada por los programas prioritarios sobre sus poblaciones objetivo para conocer si de manera efectiva se está logrando atender a aquella población que se identificó como vulnerable.
El programa Jóvenes Construyendo el Futuro de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social reportó el mayor avance en su cobertura (57.9%) durante el 2019, lo que se traduce en más de un millón de jóvenes vinculados a programas de capacitación.
En contraste, el programa Crédito Ganadero a la Palabra de la SADER registró el menor avance en su cobertura, ya que atendió a 12,052 pequeños productores pecuarios (1.6% de su población objetivo) en 2019.
Es importante señalar que 6 de los 17 programas prioritarios (35%) no reportaron datos acerca de su cobertura alcanzada en 2019, tres de los cuales son programas coordinados por la SADER: Precios de Garantía, Fertilizantes y Agromercados Sociales y Sustentables.
Por su parte, los tres programas de la SEP si bien poseen información acerca de su población atendida, no identifican qué proporción representan estos apoyos en relación con el total de su población objetivo.
Este reporte del Coneval refrenda el desatino con que se conducen los programas prioritarios y la urgencia de enmendarlos. En la prédica mañanera escuchamos largas loas a los campesinos, pero justo ahí es donde más fallas se encontraron.
De hecho, el gobernador de Puebla se quejó porque no se ha dado un peso de inversión federal para la agricultura. Cómo es posible que siendo presidente legítimo por dos sexenios, el mesías tropical no tuvo tiempo de diseñar bien sus programas estrella. Los yerros identificados no ponen muy lejos a estos programas prioritarios de la Estafa Maestra: el dinero destinado a los pobres echado a un barril de doble fondo.