José Manuel Nieto Jalil / Director del Departamento Regional de Ciencias en la Región Centro-Sur Tecnológico de Monterrey Campus Puebla
Desde tiempos inmemoriales, la inteligencia humana ha sido la chispa que ha encendido los fuegos de la exploración y el descubrimiento. Es en esta búsqueda incesante de conocimiento y comprensión donde encontramos nuestra verdadera grandeza.
En los próximos días, celebramos el 55º aniversario de un hito sin precedentes en la historia de la humanidad: el alunizaje del Apolo 11. Hace 55 años, tres valientes astronautas: Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins, emprendieron un viaje extraordinario y lograron lo que antes sólo había sido un sueño; llegar a la Luna. Con una computadora de vuelo cuyo poder de procesamiento era inferior al de cualquier celular actual, estos pioneros demostraron que no son las herramientas las que definen nuestras capacidades, sino la visión, el ingenio y la determinación de los seres humanos.
La computadora de vuelo del Apolo, aunque rudimentaria según los estándares modernos, representaba un logro tecnológico monumental. Su diseño y ejecución fueron un éxito absoluto, permitiendo que Armstrong pronunciara las famosas palabras: “Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”.
El 16 de julio de 1969, el cohete Saturno V despertó con un rugido ensordecedor en la plataforma A del Complejo de Lanzamiento 39 del Centro Espacial Kennedy. Armados con gafas de sol, telescopios y prismáticos, observaron fascinados cómo los cinco motores F-1 cobraban vida, alcanzando su máxima potencia en nueve segundos y devorando 13,000 litros de hidrógeno y oxígeno líquido por segundo.
En un instante decisivo, los pernos explosivos se soltaron, liberando al colosal Saturno V. Con sus 111 metros de altura y 3000 toneladas de peso, el cohete comenzó su majestuosa ascensión. La primera etapa, cargada con miles de kilogramos de combustible, se agotó en apenas 12 minutos, impulsando a la misión Apolo 11 hacia la órbita terrestre y su destino final: la Luna.
El próximo sábado 20 de julio se conmemora el 55º aniversario de la llegada de la misión Apolo 11 y su aterrizaje en la superficie lunar.
Con rapidez, recogieron algunas piedras lunares para tener pruebas que mostrar en la Tierra en caso de que tuvieran que abandonar el lugar precipitadamente.
Durante su tiempo en la Luna, Armstrong y Aldrin colocaron varios experimentos científicos y plantaron la bandera de Estados Unidos, un símbolo de orgullo nacional. La proeza fue tan asombrosa que, incluso hoy, hay quienes aún no creen en ella. La NASA bautizó la llanura donde aterrizaron como el Mar de la Tranquilidad. Adicionalmente, la Casa Blanca hizo historia al realizar la llamada telefónica de mayor distancia hasta ese momento, 384,400 km, permitiendo que el presidente Richard Nixon felicitara a Armstrong y Aldrin por su increíble logro.
Posteriormente, ambos pasaron horas tomando fotografías y recolectando kilos de rocas lunares y muestras del suelo. Develaron una placa que quedó en la Luna y en la que se lee: Aquí, hombres del planeta Tierra pusieron el pie en la Luna por primera vez, julio de 1969 A.D. Vinimos en paz por toda la humanidad.
Exactamente 21 horas y 36 minutos estuvieron Armstrong y Aldrin en la superficie lunar. Las probabilidades de éxito eran tan bajas que el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, tenía preparada una nota de pésame que decía: «El destino ha querido que los hombres que fueron a la Luna a explorarla pacíficamente se queden en esa misma Luna a descansar en paz”.
El éxito de la misión Apolo 11 fue un hito monumental para los tres astronautas, la NASA y Estados Unidos. Tras completar su histórico alunizaje, Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins iniciaron el viaje de regreso a la Tierra. Tres días después, la cápsula del Apollo 11 penetró la atmósfera terrestre a una velocidad vertiginosa de 15,000 km/h, amerizando con precisión en las aguas del océano Pacífico, a 800 millas náuticas de Hawái.
A su llegada, los astronautas fueron recibidos como héroes. Desde la cubierta del portaaviones USS Hornet, el presidente Richard Nixon, junto a los familiares de los astronautas, les dio una cálida bienvenida. Los tres hombres fueron inmediatamente trasladados a un contenedor de aislamiento móvil, una medida de precaución para evitar la posible introducción de bacterias extraterrestres a la Tierra.
Durante los siguientes 21 días, Armstrong, Aldrin y Collins permanecieron en cuarentena, aislados del mundo exterior, mientras se aseguraba que no trajeran consigo ningún microorganismo peligroso. Esta cuarentena fue una muestra del extremo cuidado y preparación que caracterizaron cada fase de la misión.
Después de que Neil Armstrong y Buzz Aldrin dejaran sus huellas en la Luna en 1969, la exploración lunar continuó con otras cinco misiones exitosas del programa Apolo. Entre1969 y 1972, un total de 10 astronautas adicionales pisaron la superficie lunar, llevando a cabo experimentos científicos, recolectando muestras de suelo y rocas, y ampliando nuestro conocimiento sobre el satélite natural de la Tierra.
La misión Apolo 11 no sólo representó un triunfo tecnológico y científico, sino también un mensaje de paz y cooperación internacional, sentando las bases para futuras exploraciones. En la actualidad, la NASA, junto con otras agencias espaciales y empresas privadas, está trabajando en el programa Artemis, que tiene como objetivo regresar a la Luna y establecer una presencia sostenible.
A medida que celebramos el 55º aniversario de la histórica misión Apolo 11, nos encontramos al borde de una nueva era de exploración espacial con el programa Artemis de la NASA. Este ambicioso programa tiene como objetivo llevar a la primera mujer y al próximo hombre al Polo Sur lunar para 2025. Sin embargo, Artemis no se detiene en replicar los logros del programa Apollo; va mucho más allá, con la visión de establecer bases y laboratorios que permitirán investigaciones a largo plazo y servirán como plataforma para futuras misiones a Marte.
La ambición de Artemis es revolucionaria: crear un ecosistema de exploración lunar sostenible. Aprovechando los recursos locales, como el agua helada, se buscará producir combustible y apoyar la vida humana en la Luna. Este enfoque no sólo amplía nuestra capacidad de permanecer en la Luna, sino que también abre la puerta a una exploración más profunda del sistema solar. Hoy, al conmemorar los 55 años desde aquel pequeño paso para el hombre que se convirtió en un gran salto para la humanidad, renovamos nuestro compromiso de explorar lo desconocido y de seguir alcanzando las estrellas.