Notas para una una defensa de emergencia
Silvino Vergara Nava
Lo que haga el Estado dependerá siempre del resultado de los conflictos sociales y de la capacidad de estos conflictos de hacer del instrumento estatal una herramienta para la organización social.
El Estado no es una persona que pueda hacer lo que quiera
Juan Carlos Monedero
En los últimos 25 años, en México han quebrado las siguientes aerolíneas: Taesa, Aerocalifornia, Aviacsa, Líneas Aéreas Azteca, Aerosudpacífico, Aerocozumel, Aerolíneas Internacionales, Aeromodelos, Alma, Aviación del Noroeste, Avolar, Allegro y Mexicana de Aviación en 2014, (fuente: www.nacion321.com).
Asimismo, en el 2020 Interjet cerró sus puertas y Aeromar lo hizo en febrero de este año, lo cual no es un buen augurio para sostener que este sector es redituable, por lo menos en México, no lo es.
La noticia en la aeronáutica actual es que el gobierno federal ha adquirido lo que quedó de Mexicana de Aviación, para que las fuerzas armadas sean las encargadas de comercializar y administrar la compañía.
Incluso, ya se anuncia que a partir de septiembre iniciará la venta de boletos.
Desde Palacio Nacional se han informado que esta nueva Mexicana de Aviación tendrá vuelos a diversos destinos partiendo de la Ciudad de México, particularmente del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), para los destinos de siempre: Cancún, Monterrey, Guadalajara, Tijuana, Campeche, Chetumal, Mérida, Puerto Vallarta, Ixtapa Zihuatanejo, Cozumel, Los Cabos, Hermosillo, Ciudad Juárez, Villahermosa, Huatulco, Oaxaca, Acapulco, Mazatlán, La Paz y León.
La adquisición y reapertura de esta ve- tusta aerolínea está en manos del gobierno federal que ahora cuenta con distintas propiedades como en el pasado, en que hasta equipos de fútbol profesional tenía. Tales fueron los casos del Atlante y el Oaxtepec, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), o el alicaído Puebla, que estuvo en manos del gobierno estatal. Ante ello, la adquisición de esta aerolínea es regresar a que el Estado intervenga en el mercado, lo que de acuerdo a las reglas del neoliberalismo que nos gobierna, debe dejarse de forma exclusiva a la iniciativa privada.
Por ende, esta medida de que el gobierno federal entre a manejar una aerolínea es una propuesta contraria a esa corriente económica avasalladora.
Se trata de una propuesta de tendencia de políticas de izquierda, pero no de una izquierda que corresponda a los principios básicos de esta corriente moderna, sino a la que a veces pareciera que gobier- na a nuestro país, basada en el resentimiento, particularmente del resentimiento social que está presente en muchos rincones de esta nación.
No se trata, entonces, de la izquierda pensante, de la que deberá asumir una posición más protagonista, pero que tiene pocos seguidores, porque para asumir esa postura es necesario primero estudiar y después implementar políticas públicas más reflexivas.
Si la adquisición de la aerolínea fuera de una postura más de izquierda progresista, entonces no estaría compitiendo con los mismos vuelos a las mismas ciudades que lo hacen ahora las aerolíneas comerciales.
Lo que debió suceder por medio de la recapacitación es que Mexicana de Aviación abriera vuelos en aquellos lugares que no son redituables para las líneas comerciales, con el fin de brindar el servicio y no especular comercialmente.
Debería entonces de ocupar esos aeropuertos y servicios que se han quedado sin uso, ya que hay pasajeros potenciales y esto vendría a bien en la comunicación dentro del territorio nacional.
Es el caso, por citar un ejemplo, de los vuelos de la Ciudad de México a Ixtepec, Oaxaca, pues debido a que Aeromar quebró en febrero de este año, ya no tiene ese servicio, cuando forma parte de la región en donde el gobierno federal está implementando un corredor industrial.
Y así nos podemos seguir con muchos aeropuertos que pudieran abrir vuelos y no centrarse en los destinos turísticos de siempre, esos que se dejen a la iniciativa privada, porque ante la economía mundial que nos gobierna hará más daño competir contra ellos.
Las consecuencias no son muy buenas, y los servicios del gobierno no están para rivalizar con los que brinda la iniciativa privada.
Hay que considerar que uno de los detonadores de la economía es la instalación de aeropuertos y, desde luego, de vuelos de pasajeros, porque potencializa la región, ya que se requiere de muchos servicios periféricos.
Por ello es necesario ayudar a las regiones en donde ya no hay vuelos, para que esto les permita una oportunidad de crecimiento, de lo contrario este experimento gubernamental no tendrá muy buenos frutos.