Por: Alejandro Cañedo Priesca
En octubre de 2009 estuve a Chile con un grupo de agentes de viajes para conocer el destino, disfrutar los productos turísticos y así, al regreso a Puebla, poder tener más información y vender viajes a este gran país.
Como el viaje tenía en su itinerario un crucero de cuatro días por la Patagonia, llevé un libro que pude leer en dos días, quedándome sin lectura en uno de los lugares del mundo que mejor se puede dedicar tiempo para ello.
Al platicar con uno de mis compañeros de la falta de material de lectura, uno de ellos me compartió un libro que había comprado con el propósito de conocer más el destino.
Aquél libro fue Mi País Inventado, de la escritora chilena Isabel Allende, que me permitió en tres días entender, disfrutar y recomendar aún más este país, el cual me sorprendió por su originalidad y fortaleza, así como una gran diferencia con sus vecinos.
Visitar Chile es recorrer la capital, más ciudades costeras cercanas, así como también el sur y los destinos de la Patagonia.
En Santiago, la capital, puedes visitar El Cerro de San Cristóbal, en donde se encuentra el santuario y mirador de la Virgen del Cerro, así como también un teleférico para disfrutar la ciudad con Los Andes de fondo.
Uno de los puntos más emblemáticos es El Palacio de la Moneda, sede del gobierno, también la Catedral Metropolitana y uno de los museos que más recuerdo y que mayor impacto provoca en sus visitantes por su construcción y por su acervo: el museo de la Memoria y los Derechos humanos.
Cerca de Santiago puedes visitar viñedos, Viña del Mar en la playa o La Ciudad Patrimonio Mundial Valparaíso y para conocer la Patagonia, hay que volar a Punta Arenas, la ciudad más austral de Chile.
Termino recordando a Pablo Neruda con esta frase: “Si no escalas la montaña, jamás podrás disfrutar el paisaje”.
Viajemos juntos.