Por: Samantha Vasquez
De acuerdo con la “Encuesta nacional sobre disponibilidad y uso de las tecnologías en el hogar” del INEGI, en México hay 80.6 millones de internautas, pero 55.7% de los hogares en México no tiene acceso a un equipo de cómputo.
Por la situación actual de contingencia, ha sido necesaria la migración a las plataformas digitales para desempeñar las actividades diarias que se realizaban fuera de casa, lo que ha impactado la forma de vida. Con el cierre de escuelas y universidades, adolescentes y adultos jóvenes han cambiado la dinámica al ámbito digital.
Si bien a las personas en este rango de edad se les facilita más el uso de plataformas y herramientas digitales, la adaptación representa un reto para muchos jóvenes.
En México, 91.2% de las personas entre 18 a 24 años usan internet, según datos del INEGI, sin embargo, en zonas rurales sólo tiene acceso 47.7%; ahí, hay problemas para acceder a equipos tecnológicos y a la red.
Además, este cambio de rutinas ha generado estrés en los jóvenes. La Universidad Iberoamericana informa que 27.3% de las personas de 18 años o más presentaron síntomas depresivos y 32.4% síntomas severos de ansiedad, dificultando el aprendizaje en la escuela y el rendimiento en el trabajo.
Las clases en línea han representado un gran reto. En cuestiones de conectividad a la red, al usar datos móviles hay un gasto económico que no se tenía contemplado y en muchos casos se presentan dificultades a la hora de conectarse a una clase o entregar alguna tarea. De la misma forma, en el hogar se cuenta con numerosas distracciones que dificultan la completa atención a las clases y tareas.
La saturación de proyectos y actividades ha generado estrés y ansiedad que repercute directamente en salud emocional y actitud. Muchos estudiantes manifestaron en redes sociales su inconformidad ante la dinámica de clases dado, a que los aprendizajes no se habían logrado completamente. A pesar de todos los obstáculos anteriormente mencionados, este sector de la población ha demostrado una admirable capacidad de adaptación.
Los jóvenes encontraron formas de resolver los obstáculos que se les interpusieron, mostrando ganas de superarse, seguir aprendiendo y anteponerse a la adversidad que muchas personas subestimaron que tuvieran.
Esta temporada de confinamiento obligó a muchos a desarrollar habilidades que no tenían o que conocían de forma limitada. Hallaron formas de autoaprendizaje y desarrollaron nuevas estrategias que les permiten seguir con las actividades cotidianas.
De la misma forma se abrió la puerta a trabajar en aquellas ideas que no se habían llevado a cabo. Se adaptaron las rutinas para seguir aprendiendo y desarrollándose.
También, muchos jóvenes demostraron solidaridad y empatía al ayudar con sus talentos y conocimientos a la comunidad, desde médicos dispuestos a ayudar en los hospitales, psicólogos brindando servicios en líneas de apoyo hasta ayuda comunitaria en localidades vulnerables. Sin duda alguna, esta generación ha demostrado su habilidad para adaptarse a las circunstancias adversas que se le presentan. Aunque aún hay una brecha que cerrar en el ámbito del acceso a las herramientas y plataformas digitales para poder garantizar la igualdad de oportunidades. Este grupo de adolescentes y adultos jóvenes ha desarrollado habilidades que les permitirán sobreponerse a los obstáculos y continuar aprendiendo para estar mejor preparados a lo que el futuro depare.
Las herramientas con las que cuentan hoy en día junto con su capacidad de superar retos y problemas garantizan que se construya un futuro mejor.