Entre los múltiples consejos de cuidado personal que han cobrado fuerza durante las semanas en cuarentena, la alimentación adecuada tiene un impacto especial en nuestra vida.
“Al día de hoy, no existe evidencia científica de que el consumo de un sólo alimento haga frente a la enfermedad por coronavirus”, señaló Leticia López.
Se conoce como sistema inmune al conjunto de mecanismos de defensa de la integridad biológica del organismo. Los seres humanos tenemos una inmunidad innata y una específica, siendo la segunda aquella que se genera conforme maduramos y experimentamos enfermedades.
Para Leticia López Posada, coordinadora de la Licenciatura en Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Ibero Puebla, el escenario pandémico nos ha dado la oportunidad de valorar nuestra salud, independientemente de nuestra edad u ocupación. Recordó que las defensas pierden su posibilidad de respuesta cuando los hábitos alimenticios y de cuidado no son adecuados.
Durante la videoconferencia “¿Cómo manejar el sistema inmunológico a partir de una alimentación correcta?”, organizada por la Coordinación de Promoción y Admisión de Posgrados, señaló que nuestra salud está condicionada por la alimentación y el estilo de vida.
“El consumo de energía de la dieta condiciona la rapidez de la respuesta inmunitaria, mientras que las vitaminas y minerales median la habilidad de las células protectoras contra agentes externos”.
La experta estableció que un estado nutricional normal brinda una inmunidad en equilibrio, mientras que la desnutrición provoca inmunosupresión y las enfermedades crónicas generan inflamación crónica de bajo grado.
Entre los grupos de riesgo de contagio de COVID-19 se encuentran las personas con obesidad, diabetes e hipertensión, enfermedades que son un reto de salud pública para nuestro país de manera histórica.
Esto tiene que ver con lo que hemos consumido durante años, como la comida chatarra, alimentos altos en grasas y las bebidas azucaradas.
Sobre las pautas básicas de alimentación, indicó que los buenos hábitos pueden ayudar a reducir el estrés por los alimentos que se consumen y mejorar la salud. Reconoció que las recomendaciones para sobrellevar el confinamiento aplican para todos los escenarios de la vida.
Es importante establecer la energía específica para cada individuo.
Para ello, la investigadora recomendó la ingesta de cereales integrales, frutas y verduras variadas y de temporada, consumir carnes blancas y rojas, recurrir a lácteos descremados o fermentados, leguminosas, aceites vegetales, oleaginosas, hidratarse adecuadamente y llevar a cabo métodos de cocción saludables.
COVID-19 Y NUTRICIÓN
Leticia López indicó que no existe un tratamiento nutricional específico para la actual pandemia. Para personas sanas que estén en casa y presenten sintomatología leve de COVID-19, se recomienda seguir los siguientes hábitos alimenticios:
1. Mantener una buena hidratación a través de agua, caldos, infusiones y té.
2. Consumir cinco raciones de frutas o verduras frescas, con cáscara y de temporada.
3. Incluir en la dieta diaria cereales integrales y leguminosas –pan, tortillas, pasta o arroz integral–. En contraste, evitar productos de panadería con exceso de azúcar y grasa.
4. Elegir lácteos descremados o fermentados para favorecer barreras intestinales.
5. Moderar el consumo de productos de origen animal y optar por carnes blancas sobre las rojas.
6. Incluir grasas buenas, como aceite de oliva y oleaginosas.
7. Evitar alimentos industrializados, sobretodo alimentos precocinados, pues tienen bajos porcentajes de vitaminas y minerales.
Sobre si existen alimentos que son vía de transmisión de COVID-19, reconoció que todavía es pronto para señalarlo con precisión. Por ello, recalcó la importancia de mantener la higiene personal, así como la manipulación de alimentos con medidas sanitarias adecuadas.
“La higiene de alimentos se resume en cuatro pasos: limpiar, separar, enfriar y cocinar”.
Como conductas que favorecen la salud, Posada recomendó, para la cuarentena y la vida posterior a la misma, continuar con una rutina que respete los ciclos del día y la noche, dormir por lo menos ocho horas durante la noche, mantener horarios para actividades, realizar de 30 a 45 minutos de ejercicio aeróbico e impulsar las actividades recreativas.