Por: Hugo Arquímedes González Pacheco y Montes [email protected]
Desde mi escritorio
Mañana se celebra el Día del Niño, segunda vez que los protagonistas no son celebrados en las escuelas. La fecha oficial fue instaurada en 1924 por el entonces presidente de la República, Álvaro Obregón, y el ministro de Educación Pública, José Vasconcelos.
Ocurrió tras la firma de la “Declaración de Ginebra” la cual tiene como uno de sus objetivos velar por el bienestar de la infancia, que quedó trastocada por los horrores de la Primera Guerra Mundial. Antes de ello se había instaurado un día especial para los niños el 8 de mayo de 1916 en la ciudad de Tantoyuca, Veracruz.
El Día del Niño en México, una jornada especial para celebrar a los más pequeños de la familia, consentirlos con atenciones, regalos y salidas a lugares divertidos, también sirve para recordar que la niñez es una etapa vital en el desarrollo de todo ser humano, que debe acompañarse de una buena educación dentro y fuera del hogar, así como un óptimo desarrollo físico y cognitivo que permita llegar a ser adultos responsables y preparados.
En general, el Día del Niño se percibe en México con una atmósfera de alegría propiciada por la felicidad natural de quienes tienen como único objetivo es jugar, disfrutar y vivir al margen del mundo rígido de los adultos. Niñas y niños tienen la necesidad de vivir una etapa libre de abusos de cualquier tipo, recibir una educación integral, disfrutar de su tiempo libre con actividades recreativas, así como vivir en un entorno familiar donde imperen los valores esenciales para una convivencia sana.
Los docentes de educación básica preparan diferentes actividades virtuales: videos dedicados a sus alumnos, una producción en la que participan todos los docentes, con diversas ideas y modalidades, con tecnologías para festejar a quienes toman clase en sus viviendas.
Algunos maestros se van a caracterizar de diversos personajes para filmar su muestra de afecto a los alumnos que hoy, debido a la contingencia, se encuentran resguardados en casa. Los medios digitales son aprovechados para festejar a los estudiantes, buscando alternativas para hacerles llegar felicitaciones y cariño.
A raíz de esta crisis hay muchos conflictos: los alumnos carecen de las mismas facilidades para conectarse en forma digital; la brecha de desigualdad es una realidad, hay quienes no tienen acceso a internet o cuyos padres deben salir a trabajar y no pueden supervisarlos en actividades y la retroalimentación con los maestros se ha convertido en todo un reto.
Para abrir las escuelas se necesitan recursos, no discursos mañaneros repetitivos ni ocultamiento de la violencia intrafamililar y el maltrato infantil, los niños en la delincuencia, en la calle y aquellos que han muerto por COVID-19.
El anterior Día del Niño, en Palacio Nacional, el entonces secretario federal de Educación, Esteban Moctezuma, aseguró que se estaba haciendo esfuerzo para asegurar la educación de calidad y excelencia para todos los niños de México. También lo dijo la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero,y el presidente Andrés López Obrador se comprometió a garantizar el bienestar de todo el pueblo en especial de las niñas y los niños del país.
La esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller, en aquel evento, pidió no olvidar que “lo más importante de ser niño aparte de ser feliz es empezar a ser un buen mexicano” y dejó como tarea a los maestros, que estudiaran más sobre el Palacio Nacional, “quién vivió ahí, y por qué estamos hoy aquí”, que ya colocó en los libros de historia, como gran aportación de la 4T para alumnos y docentes.
Al presidente que se hace llamar “de los pobres”, frase copiada a Luis Donaldo Colosio, se le ha olvidado que en México existen 34 millones de personas en rezago educativo; 7 millones son analfabetas, 1.4 millones de niños no asisten a la escuela, más de 1 millón 324 mil tienen menos de cuatro años de estudio y hay un número inestimable de analfabetas funcionales.
El aumento del número de niños y niñas en situación de pobreza que van a chozas, palapas o cuartos que se dicen escuelas, por falta de maestros en condiciones muy diversas a la Nueva Escuela Mexicana. De acuerdo con la última medición de pobreza en el país, con datos de 2018 elaborada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en México se registraron 52.4 millones de personas pobres y 9.3 millones de ellas en pobreza extrema. ¿Cuál es el porcentaje de pobreza en México 2021? Con ello, el porcentaje de mexicanos en situación de pobreza y pobreza extrema pasa de 53% a 66.9%, del total de la población.
La pobreza es una de las causas por las que hay niños en la calle. En muchos casos hablamos de menores que carecen no solo de recursos, sino también de adultos que les protejan. Viven en una situación de absoluto desamparo, sin una alimentación adecuada ni un descanso reparador, mucho menos acceso a la educación, la llave fundamental hacia un futuro mejor.
El 12 de abril fue Día Internacional de los Niños de la Calle, que se conmemora en algunas partes del mundo como una manera de denunciar la situación que enfrentan cientos de miles de niños, vulnerando sus derechos educativos, económicos, sociales y familiares.
Ese día es ignorado en nuestro país, ya que para los gobiernos son invisibles estos niños mexicanos. Igualmente ha sido para ex presidentes, gobernadores, diputados, senadores, de los candidatos y partidos políticos que están en plena campaña descalificándose en spots en los medios de comunicación y redes sociales, tirando miles de millones de pesos a la basura, con desvalorizaciones entre los mismos corruptos candidatos que dicen amar y preocuparse por la pobreza del pueblo; con dicha millonada podría haber mejores escuelas en zonas de extrema pobreza e instituciones con talleres protegidos para los niños de la calle y las personas con discapacidad.
Los niños de la calle son producto de la falta de oportunidades. Trabajemos cada día para eliminar la pobreza extrema, facilitar el acceso a la educación y mejorar las condiciones de vida de la infancia a nivel nacional. Que no nos deje de tarea al magisterio la esposa de AMLO que estudiemos por qué vive ella en Palacio Nacional. Por favor, qué ocurrencias.
Para este gobierno, son más importantes los adolescentes que no estudian ni trabajan que los niños de la calle. Sin un programa social para rescatarlos de la miseria, violencia y drogadicción, donde son presas de la delincuencia organizada, se evade más que un acto de caridad o limosneo gubernamental; cuidarlos es un acto de justicia: por el hecho de nacer en este país, son mexicanos. Hay que hacer valer sus derechos constitucionales de la protección a la infancia por amor a la niñez.
Usted, ¿qué opina?