Anselmo Salvador Chávez Capó / Profesor Investigador de la UPAEP
Como era de esperarse, la Fed (Reserva Federal de Estados Unidos) elevó la tasa de interés de referencia en 75 puntos base, en línea con las expectativas del mercado, y sugirió que en diciembre podría moderar los ajustes, lo cual la deja en un rango de 3.75 a 4%, el nivel más alto desde enero de 2008.
La respuesta a esa variación en los mercados bursátiles de Estados Unidos fue volátil, ya que si bien al inicio de la jornada presentaba una tendencia positiva, al final resultaron en su cuarta jornada consecutiva a la baja, empezando con Nasdaq que perdió 1.73%, el S&P 500 observó una disminución de 1.06%, mientras que el industrial Dow Jones retrocedió 0.46%, lo cual muestra que los inversionistas se mueven hacia inversiones de renta fija una vez que están conscientes de que el tiempo del dinero a tasa muy bajas o casi cero se han acabado, por lo cual se espera que tasa de referencia será más elevada de lo esperado en el mediano plazo, por lo cual seguirán los incrementos hasta que el proceso inflacionario se detenga.
Hay que considerar que México se encuentra alineado con la tendencia global de la elevada inflación, aunque por el momento el proceso inflacionario se ha detenido ya que, en el reporte para la primera quincena de octubre de 2022, la inflación general anual se ubicó en 8.53%, dos décimas abajo del reporte anterior, sin embargo, la subyacente no cedeal mantenerse en 8.39%, principalmente por el incremento de los precios de los bienes alimentarios.
Este proceso inflacionario se mantendrá durante la primera parte del año siguiente, de acuerdo con Juan Cerruti, economista jefe de grupo Santander a nivel global, aunque hoy se padece la inflación más elevada en 40 años.
Se estima que el proceso inflacionario debería comenzar a dar signos claros de desaceleración en la segunda mitad de 2023 en la mayoría de las geografías. En este sentido, Banxico señala que se prevé que la convergencia a la meta de 3% se alcance en el tercer trimestre de 2024. Estas previsiones están sujetas a los siguientes riesgos:
AL ALZA:
· Persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados
· Presiones inflacionarias externas derivadas de la pandemia
· Mayores presiones en los precios agropecuarios y energéticos por el conflicto geopolítico
· Depreciación cambiaria
· Presiones de costos
A LA BAJA:
· Una desaceleración de la actividad económica mundial mayor a la anticipada
· Una disminución en la intensidad del conflicto bélico
· Un mejor funcionamiento de las cadenas de suministro
· Un efecto mayor al esperado de la brecha negativa del producto
· Un efecto mayor al esperado del Paquete Contra la Inflación y la Carestía
Así, las expectativas de inflación para el corto y mediano plazo han aumentado, mientras que para el largo se mantienen estables. Es evidente que este proceso económica ha resultado más persistente de lo esperado, lo cual ha llevado a aumentos de las tasas de interés mayores a lo anticipado, por lo cual se estima que para alcanzar este objetivo, la tasa de referencia seguirá subiendo, por lo cual el Banco de México volvería a subirla en 75 puntos base, con lo que llegaría a 10%, con lo que el balance de riesgos respecto a la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico continúa con un considerable sesgo al alza en el corto plazo.