Por: Vicky Fuentes/ @NoticiasVicky Facebook: VickyFuentes/Oficial
Negocios, política y algo más
Al cumplirse dos años de la actual administración, la salida del jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, no causó mayor sorpresa en la comunidad empresarial, de hecho en redes social se preguntaban: ¿alguna vez estuvo? Hace algunos meses aquí escribí precisamente sobre el tema: ¿alguien ha visto a Alfonso Romo?
Durante la campaña del hoy el presidente de la República, el empresario regiomontano fue el vínculo estelar para reunirse con la comunidad empresarial, no una, ni dos, ni tres, las veces que fueran necesarias para lograr convencer y enamorar sobre el proyecto de la cuarta transformación.
En su momento, les prometió tener derecho de picaporte para poder sondear, consultar o destrabar, desde su oficina los temas de interés particular de los empresarios. ¿Cumplió? No. El desencanto pronto llegó.
En su mensaje en redes sociales, López Obrador escribió que desde el principio habían acordado que sólo estaría con él dos años. ¿Omisión involuntaria? O tal vez congruencia ante lo que ve, escucha y padece, porque en el último año Alfonso Romo se convirtió en un fantasma. Quien hoy duerme en palacio nacional no lo veía
y menos escuchaba ni le facilitaba la comunicación con los empresarios.
Para otros temas de negocios particulares sí había interlocución. Mucho se ha cuestionado si Romo tiene conflicto de interés en algunos de los programas estrella del gobierno federal que beneficiaban a sus empresas, al menos eso fue señalado sin recato por algunos de los ahora excolaboradores del jefe del Ejecutivo federal.
Congruencia, frustración, salud o sus negocios, sea cuál sea la razón, al menos aquí en Puebla no lo van a extrañar y sí tienen mucho que cuestionarle. Platicaba con Fernando Treviño Núñez, presidente de la Coparmex Puebla, y me comentaba que, si bien es cierto que se rompe el único enlace que, mal que bien (y más mal que bien) se tenía con el presidente, en realidad no pasará nada, sencillamente porque no dio señales de vida, por lo tanto no se pierde nada.
La frase que escribió el presidente por su salida fue demoledora: “Poncho está más en mi visión de que lo importante no es el cargo, sino el encargo”.
Por los pocos o nulos resultados, nada que ver con lo que en su momento hicieron personajes como José Córdoba Montoya o Aurelio Nuño. Es la única vez que el presidente da una explicación de la renuncia de un colaborador, en las otras renuncias su mensaje ha tenido un toque de reproche y crítica.
Ante las circunstancias derivadas de la pandemia de coronavirus y la crisis económica que se vive y que evidentemente va a empeorar, la necesidad de estrategias entre la iniciativa privada y el gobierno se percibe ineludible. ¿Qué hará López Obrador? ¿Sustituirá a Romo con una figura similar, de origen empresarial, o nombrará a uno de sus incondicionales sin mayor currículo que su cercanía?
Estaremos atentos a los mensajes y señales al respecto, por lo pronto, por su importancia, le encargaremos a Poncho Romo algunas glorias de Monterrey.
Espero tus comentarios.