Manuel Martínez Benítez / @manuelmtzb
Para Vale, con cariño
En Puebla, como en todo el país, tenemos tres grandes preocupaciones, según lo muestran las encuestas: la problemática de seguridad, la problemática derivada de la economía y el tema relacionado con la corrupción; sin dejar de tener en cuenta un componente que está presente dada la coyuntura, que es la covid-19, y que interactúa con estos tres problemas en específico.
Por ejemplo, en una reciente encuesta realizada por el Centro de Estudios Consultivos (CEC) en el municipio de Puebla, la población apuntaba como principal preocupación la inseguridad (40%), luego los problemas económicos (31%) y la corrupción (16%); esto, si bien es algo que todos sentimos y vivimos, se ha acentuado por esta crisis de salud que nos ha costado la libertad de salir a convivir, divertir o trabajar, nos ha cobrado empleos o ha incrementado indicadores de inseguridad.
Pero hoy quiero hablarles del empleo, para que entendamos cuántos son los que trabajan y cuántos los que no; cuántos están en este momento con la necesidad de empleo en medio de la pandemia, cuáles tiene trabajos que pueden hacerse a distancia y cuáles no. Usemos los recientes datos del Censo 2020 del INEGI.
Comencemos con decir que en Puebla hay 5.2 millones de personas con más de 12 años, es decir, en edad que (legalmente) pueden realizar algún tipo de trabajo; de estos, 3.2 millones son Población Económicamente Activa (están trabajando o en búsqueda de un empleo) y 1.9 millones de personas son Población No Económicamente Activa (gente que está en edad de poder trabajar, pero que en el momento de la medición no estaba buscando empleo).
Por cierto, observando los datos por grupos de edad podemos ver que hay (según el Censo 2020) 66 mil 75 niños menores de 14 años trabajando, así como 6 mil 899 adultos mayores de 85 años trabajando actualmente, esa es parte de nuestra realidad laboral en Puebla con estos segmentos que deberían estar haciendo otras actividades menos demandantes.
El segmento con mayor número de personas laborando en Puebla es de la gente que tiene entre 25 y 29 años.
Otro dato a tener en cuenta es que de la gente con empleo (3.2 millones) el segmento más grande, según su escolaridad, tiene educación primaria (855 mil 90), seguido por la gente con secundaria completa, con educación media superior y con educación profesional. Por cierto, 148 mil 612 de personas que trabajan no tienen estudios.
Estos datos nos llevan a entender por qué en las encuestas vemos que uno de los principales problemas económicos consiste en que hay empleo pero es mal pagado. Gobiernos, empresas y trabajadores deben o debemos actuar para revertir esto.
Un dato extra para el análisis es que 68% de los trabajadores en Puebla son personas asalariadas, 24% trabajadores por su cuenta, 5% trabajadores sin un pago y 2.5% empleadores; con lo endeble del salario e ingreso de nuestro sistema laboral y lo difícil que está siendo (viendo estos números) para estos segmentos en medio de la pandemia por covid-19, el panorama es desalentador tanto para quienes tienen un ingreso en riesgo por que cierren sus centros de trabajo, como para los que pueden quedarse sin un negocio propio o quienes, al ser trabajadores por su cuenta, no tienen ningún respaldo si se detiene su mercado laboral.
Y un último dato para el análisis de este tema en Puebla es que de la Población No Económicamente Activa (PNEA), 919 mil 832 son personas que se dedican a los quehaceres del hogar (en su inmensa mayoría mujeres y que habría que decir que es gente que trabaja mucho pero sin ingreso y que por definición se considera PNEA).
Los estudiantes son el otro segmento de mayor tamaño, con 696 mil 010 poblanos mayores a 12 años; 107 mil 412 mayores que están jubilados o pensionados (y aunque tengan un ingreso se les considera PNEA) y 82 mil poblanos con limitación física o mental o con necesidades especiales.
Como vemos, la realidad laboral en Puebla, como en todo el país en medio de la crisis de salud generada por covid-19, es muy compleja y con varias aristas a considerar. Y creo que para comenzar a resolverlo debemos retomar el rumbo económico, pero con la seguridad de que tendremos garantizada la salud; es decir, que haya vacunación pronta para toda la población económicamente activa. Pero también debemos generar una mayor capacitación para el empleo, a fin de que haya una mejor productividad y que los empleadores se comprometan a que a una mayor productividad (y por ende ingresos) mejoren los salarios de los empleados. Sólo así podremos mejorar el tema económico y de calidad de vida de todos.