Dr. Anselmo Salvador Chávez Capó / Profesor Investigador de la UPAEP
Hacia el final del proceso electoral, el Presidente de la República inició una escalada informativa contra el actual Gobernador de Banco de México, Alejandro Díaz de León.
Los temas fueron variados. Desde la autonomía del Banco Central, el manejo de las reservas internacionales o la distribución de remanentes hacia la administración –los cuales fueron quedando en el ambiente como una idea a punto de cumplirse–, hasta que en una declaración contundente señaló que no enviaría al Senado de la Republica la nominación para un segundo periodo del actual gobernador, y agregó que su propuesta para este cargo implicaría a un economista con dimensión social, partidario de la economía moral y con experiencia en materia económica y financiera, habiendo trabajado además en un área relacionada con el manejo de las finanzas.
Una vez terminado el proceso electoral, la decisión ha sido tomada: Arturo Herrera, actual secretario de Hacienda, ha sido el ungido.
Al inicio de la semana, la Presidencia de la Republica dio la noticia y adicionalmente señaló que su relevo es Rogelio Ramírez de la O, un economista que ha sido asesor de Obrador por casi dos décadas, al cual se le ha solicitado mantener un sano balance fiscal año con año hacia 2024, aseguramiento de economías en el uso de los recursos públicos, el sano financiamiento y actualización de cuentas en el sector energético, así como las oportunidades en la banca de desarrollo.
Las reacciones han sido variadas, entre las cuales destaca la anticipación con la que fue tomada la decisión. La justificación declarada por el actual secretario de Hacienda es que lo más conveniente para el proceso resupuestal es que quien lo va a ejercer (Ramírez de la O) se involucre, con la finalidad de poder hacerlo operativo, lo cual tiene lógica, ya que no es un presupuesto inercial que continúe la tendencia actual, debido a que sufrirá un fuerte ajuste hacia temas relacionados con la energía, uno de los centrales para la actual administración que se han convertido en asunto de controversia por su manejo, no sólo a nivel nacional, sino internacional.
Se debe considerar que este nombramiento es una señal contundente de certidumbre al establishment, lo cual eventual- mente tranquilizaría a los mercados, los cuales han reaccionado favorablemente, ya que han presentado una racha de incremento de tres días consecutivos después del nombramiento.
Con ese movimiento vendría una alineación de funcionarios más profesionales, por lo cual se especulan cambios, tanto en la Secretaría de Energía como en las empresas productivas del Estado, considerando que se ha señalado que el candidato a la SHCP ha solicitado un fuerte control en el tema energético.
Los principales retos que enfrentan ambos son centrales para el desarrollo económico. Para el nuevo gobernador, mantener la independencia del Banco Central, cuidar las reservas internacionales y un pulcro manejo de la política monetaria. Por su parte, el nuevo secretario de Hacienda debe adecuar el rumbo económico y mantener la interlocución con todos los sectores, incluido el empresarial.
Esperemos que para esta decisión, la máxima del presidente en la selección de sus funcionarios de un 90% de integridad y un 10% de capacidad se convierta en un 100% de capacidad y honestidad; esto es, lo que necesita nuestro país en un momento crucial para nuestro futuro hacia la mitad de esta década.