Es relativo
Guillermo Pacheco Pulido
Creo que es un tema de psicología el que la persona no se sienta conforme consigo misma, con lo que es en sí como ser humano.
Esto viene a colación porque un distinguido abogado, Alfredo Mendoza García, me envió lo siguiente:
CUENTO HINDÚ EL RATÓN Y EL MAGO
Había un ratón que siempre estaba angustiado porque le tenía miedo al gato, así se lo confesó al mago.
El mago se compadeció de él y lo convirtió en un GATO.
Entonces el gato empezó a sentir miedo del perro. Por ello el mago a su petición lo convirtió en PERRO.
Luego el perro empezó a sentir miedo de la pantera, y a su petición el mago lo convirtió en PANTERA.
La Pantera le empezó a tener miedo al cazador…
Aquí el mago se dio por vencido y lo convirtió en RATÓN y le dijo:
Nada de lo que haga por ti va a servirte de ayuda porque siempre tendrás el corazón de un ratón.
Por mucho que se disfrace la cobardía y el miedo, siempre será miedo o cobardía.
COLOFÓN: muchas personas por codicia, no están contentas con su estado natural, con su forma de vida, envidian a otros y piensan que “cambiar de cuerpo”, huir de ellos mismos va a solucionar su problema.
La verdad sí hay un problema, ese está en su corazón, en su mente, en sus acciones.
Más allá de todo ello prevalece la esencia de su ser, de su existencia, sólo fortalezcámosla a través del amor, la armonía, el equilibrio. Empecemos por amarnos a nosotros mismos.
De este maravilloso cuento debemos obtener muchas experiencias que las debemos observar como sistema de vida que nos tocó a cada uno de nosotros.
Uno de los grandes estudiosos de la psicología y neurólogo Gustav Jung, suizo, decía que la persona es o tiene una máscara de actor, y esa máscara es la personalidad con que vive y debe vivir en sociedad.
Así el hombre o mujer son un producto humano del proceso de socialización a través del cual mujer y hombre se vuelven miembros de una sociedad y de una cultura. Son sus rasgos que en diversas formas y medidas lo distinguen en un todo actuante de manera propia y única en el ambiente.
Las palabras persona y personalidad nacen o se derivan desde el teatro griego; a los actores se les ponía una máscara por dos fines, uno respecto del ser a que se refería la obra y lo identificaba como tal, y otra porque la máscara aumentaba el sonido de la voz del actor.
Así nació la palabra persona (per =para. sono = sonar), ¿será que formamos parte del teatro de la vida? En este cuento hindú se desprenden palabras, entre otras, como miedo, inconformidad, envidia, codicia, palabras que son propias de la condición humana.
Para alejarnos de todo ello y vivir con conceptos positivos y sanos pensamientos, debemos trabajar perseverantemente en fortalecer la presencia de esos pensamientos en todas nuestras actitudes y pensamientos.
Alguien decía que eso es imposible, para ello le recordamos que decía Napoleón “lo imposible es un fantasma que traen los tímidos y es el refugio de la cobardía”.
Perseverar es luchar todo el tiempo por entender que tenemos una función personal y en la sociedad que desarrollar en bien de nosotros mismos y de quienes nos rodean.
Ver que en nosotros, en cada uno hay valores, principios, virtudes que debemos utilizar porque no necesitamos cambiarnos por nadie, ni envidiar a otros, ni tener miedo de los demás, ni crearnos supuestos complejos.
Decían que esta lucha corresponde al alma y no al cuerpo; el alma tiene otro origen de vida propia, de esencia.
Si es así, pues usa el alma si lo crees pertinente, pero sé tú mismo en tu cuerpo y alma, no quieras ser otro.
Eso sí, más persona serás, en cuanto más humano intentes ser.
Saquemos conclusiones cada uno de nosotros de lo que nos dijo Oscar Wilde:
“El alma nace vieja, pero se vuelve joven: Esta es la comedia de la vida. El cuerpo nace joven y se vuelve viejo: esa es la tragedia de la vida”. Salud.