Notas para una defensa de emergencia
Silvino Vergara Nava / correo: [email protected] web: parmenasradio.org
Los buenos gobiernos no son los que usan impuestos
de los trabajadores para dárselos a los flojos…
Los grandes gobiernos son los que crean
las condiciones para que todos tengan trabajo
José Mujica
¿Qué empleos les podemos ofrecer a los universitarios?, ¿Qué mercado laboral pueden esperar los recién egresados de las universidades? Esas preguntas rompen con la tradición de la clase media de hace muchos años; esforzarse para enviar a sus hijos a las universidades, a las mejores de la ciudad, región, país, etc. o bien, a la que se tenga la posibilidades de enviarlos. Pareciera que hoy, ya no es suficiente esa creencia que sostenía que, la mejor herencia para los hijos era mandarlos a una universidad, ya no es así, resulta insuficiente.
Como va pasando el tiempo, se van disminuyendo las oportunidades a los profesionistas, a los universitarios de contar con un futuro promisorio. Particularmente, que cuenten con un empleo, una actividad economía, que propiamente se ganen la vida con actividades que correspondan al área o giro en que se esforzaron tanto estos, como sus padres al cursar una universidad. Falta algo, los estudios de licenciatura en las universidades, se ha convertido como lo que sucedía hace 30 años para quien se quedaba en la preparatoria, así de drástica es la comparación.
Y es que, no es considerar sobre que carrera estudiaron para determinar que, no hay un futuro promisorio sobre ella, la crisis es generalizada para cualquier profesión, si acaso habrá más empleos en alguna de las profesiones que en otras, pero eso no es representativo, lo que esta sucediendo desde hace 15 o 20 años es que poco se les puede ofrecer a los profesionistas como empleos dignos, futuros promisorios, etc.
La razón de esto es muy compleja, pudiéramos resumirla en tres factores, los primeros dos factores, tienen que ver con que se han modificado las cosas en los últimos treinta años, en principio, esta fase de la vida que se desenvuelve sobre el denominado: capitalismo financiero, tecno-capitalismo, neoliberalismo, fase terminal del capitalismo, capitalismo de la vigilancia, etc., así se denomina según el tratadista o autor que lo desarrolla.
Este capitalismo no requiere de mayores trabajadores, lo que requiere es de consumidores, por ello tanto desempleado, o trabajos ocasionales, o bien trabajadores por honorarios, etc.
En este tecno-capitalismo, así denominado, porque hace uso de la tecnología, particularmente de la tecnología de la comunicación, no hay otra opción más que, sustituir al hombre por las maquinas y esto es lo que ha sucedido. A partir de la primera revolución industrial en Inglaterra en 1750, ese temor de perder el trabajo porque los empleados son sustituidos por maquinas, hoy esto no es otra cosa más que, una verdadera realidad.
¿Cuantas profesiones, actividades humanas han desaparecido y sustituidas por las maquinas? Pensemos en una oficina de abogados, era necesario contar con quien tomaba los dictados, con quien preparaba los documentos para presentarlos, con quien acudía a las oficinas de gobierno, juzgados y tribunales a presentarlos. Además, había que contar con quien acudiera a los tribunales, juzgados, etc., para conocer el estado del trámite correspondiente. Hoy ya no es así, han desaparecido las secretarias que tomaban los dictados, es más, esa técnica denominada: “taquigrafía”, de la que incluso, había academias que capacitaban para ello, han desaparecido, muy pero muy pocas personas aún conocen esa técnica, menos aun se pone en práctica. De lo demás, las peticiones y promociones se presentan por medio electrónicos, por ende, no hay que armar documentos, menos acudir a presentarlos a los tribunales o juzgados, ni a verificar el estado de los asuntos, pues también se hace por Internet, es más, si se acude a esos lugares, nadie sabe de que se les está hablando. Algo así como, la llegada de una realidad kafkiana.
El último factor tiene que ver con las políticas públicas de los gobiernos, pues lo que ha sucedido en los últimos 30 años, es que se han inundado de permisos, licencias, autorizaciones cualquier actividad del gobernado, por muy esencial que sea esa actividad requiere por lo menos de hacer algún tramite gubernamental, al grado de que hay giros que han sido asfixiados con esos trámites, por ello es que, se ha des-estimulado el crecimiento de las medianas y pequeñas empresas, no tienen capacidad para crecer, apenas si es para sobrevivir.
Hoy, con los cambios de gobierno, los cambios de políticas públicas, lo que ocasionan es bastante inestabilidad en cuanto a lo que sucederá en un mediano plazo, que des-estimula considerar contratar más personal. Por lo cual, provoca que, muy pocos negocios, empresas, talleres, tengan la capacidad de impulsar fuentes de empleo, a esto hay que adicionar toda la carga impositiva por contar simplemente con trabajadores. Pareciera, toda esa colección de obligaciones, un castigo para quien pretende emprender un negocio, por ello o bien, lo emprende con tecnología, si es que tiene la capacidad económica para ello, o bien, prefiere mantenerse en el rango de la supervivencia, por ende, no se aspira a ningún crecimiento, y el camino es la economía informal.
Todo esto sin considerar que, las últimas reformas laborales y fiscales son una invitación a contar cada día con menos empleados, por ello es que, en México, para lo único que hay vacantes en estos tiempos, es para contratar: “policías”, que no es otra cosa más que, una característica del “capitalismo de la vigilancia”.