Por: Antonio Peniche García
En su libro Las nuevas realidades, el autor Peter Drucker señala: “En cualquier institución importante, sea empresa, organismo estatal o cualquier otra, la capacitación y desarrollo de su potencial humano es una tarea a la cual los mejores dirigentes han de dedicar enorme tiempo y atención”.
Hoy, en México y en el mundo, estas palabras parecen cobrar una vigencia estratégica para el desarrollo de los hombres y de las instituciones. Ante la globalización y la cercanía entre culturas y civilizaciones, el instrumento más importante con el que contamos para fomentar la paz es la educación, la capacitación y, en términos más profundos, la búsqueda del conocimiento.
Cuando me refiero a la búsqueda del conocimiento, no sólo hablo del conocimiento científico, tecnológico o técnico, sino también espiritual. A nivel nacional, el impulso de un nuevo federalismo es fundamental. Pieza importantísima para seguir con la continua democratización del sistema político mexicano.
El mayor sustento de nuestro federalismo es, y debe ser, la formación de funcionarios capaces, preparados en todos los sentidos y en todos los niveles, a fin de crear administraciones eficientes en los tres órdenes de gobierno, cuyo fin primordial sea dar un servicio de primera calidad a la ciudadanía.
Así pues, el Servicio Civil de Carrera contribuiría sustancialmente para alcanzar este objetivo, al garantizar al servidor público un proceso permanente de capacitación y desarrollo profesional, y a la ciudadanía, el cumplimiento y continuidad de los compromisos institucionales, a través de una evaluación periódica del desempeño de los funcionarios.
Este proceso de renovación está sustentado en dos pilares fundamentales: la transformación tecnológica y de procesos y el cambio organizacional en las instituciones. Esta segunda vertiente es de suma importancia ya que involucra a todos los servidores públicos de la administración y los pone en el centro del proceso de cambio.
Es verdad que el diseño adecuado de las políticas públicas es indispensable para la promoción del desarrollo, pero de igual manera lo es el contexto organizacional en que se desarrollan y a través del cual los servicios llegan a la ciudadanía.
Valores, principios y conductas; la creación de una cultura corporativa, el compromiso con uno mismo y el compromiso con los demás son factores que determinan en gran medida el éxito o fracaso de una política o programa de gobierno.
Por ello, y tal como lo demuestran las transformaciones mundiales, es necesario volver la mirada al capital humano, que es el activo principal de todas las organizaciones. En este marco, la profesionalización del servicio público y la innovación en la gestión de los recursos humanos permitirá a las instituciones públicas adaptarse a esta nueva realidad.
El reto de la Administración Pública es cambiar, forjando un gobierno innovador, sustentado en el desarrollo permanente de sus funcionarios y en el sentimiento de orgullo y servicio. Liderazgo, promoción del desarrollo humano y seguridad laboral son los elementos de este cambio en la administración de los recursos humanos. Nadie puede negar que el hombre tiene una necesidad natural de trascendencia y superación, por ello, no puede concebirse a un líder sin una visión de futuro.
El verdadero liderazgo es difícil y requiere mucho esfuerzo y voluntad. Voluntad para dirigir nuestras acciones para que sean consecuentes con nuestras intenciones, lo que implica compromiso.
El verdadero compromiso es una visión de desarrollo personal y grupal, junto con una mejora continua: esforzarse al máximo por los demás. Sólo entonces es cuando podemos hablar de un verdadero liderazgo fundado en la autoridad y no en el poder. Porque el poder, cuando se entiende sólo como un fin y no como un medio para servir a los demás, se reduce a un simple deseo egoísta.
Por esto, la autoridad se funda en el servicio que, a su vez, se funda en el amor. Pero no un amor entendido como un adjetivo o un sentimiento afectivo por los demás, sino como el comportamiento, el verbo o la acción en beneficio de otros. En resumen: quien quiera ser el primero, que se haga el último.
La puesta en marcha de un Servicio Civil de Carrera en el país significaría dar un paso sumamente importante en el proceso de dignificación de la carrera del servidor público para garantizarle un empleo bien remunerado, con perspectivas de crecimiento, desarrollo, permanencia y continuidad a los programas y políticas de gobierno y el aprovechamiento de la experiencia de los servidores públicos, algo sumamente valioso. Y donde se invierte muchísimo.
La administración del país podría pasar de una visión operativa de los recursos humanos a una visión estratégica y de promoción del capital humano, donde los servidores públicos se constituirían en socios estratégicos de todas las dependencias, y donde la responsabilidad de captar, desarrollar y retener al personal, para potencializar sus competencias profesionales y habilidades individuales se constituiría en uno de los objetivos principales de la Administración Pública.
El proceso de reclutamiento, selección e inducción, la capacitación, especialización y actualización, así como el desarrollo de mecanismos de evaluación del desempeño podrían constituirse en un objetivo esencial de la nueva agenda política y administrativa, sobre la cual, cualquier administración que busque verdaderamente el bienestar de México, tendría que basar su propuesta de gobierno.
El Servicio Civil de Carrera se revela como uno de los factores esenciales dentro del proceso de transformación que la sociedad nos demanda, para contar con una administración pública encaminada a lograr una mayor eficiencia en su gestión, una mayor transparencia en el uso de sus recursos, pero, sobre todo, que cuente con funcionarios capacitados, honestos, con sensibilidad social y con una gran vocación de servicio. Termino haciendo referencia a Aristóteles.
Dentro de su análisis de los tipos de gobiernos, el sabio helénico se inclinaba por el gobierno aristocrático. Pero no como se mal entiende en nuestros días. Un gobierno aristocrático es aquel en el que gobiernan los mejores, los mejor preparados tanto técnica como espiritualmente.
Aquellos que entienden que para ejercer el poder y la autoridad, habrá que obtener el conocimiento necesario. Y comprender mental y emocionalmente que el SERVIR es la mayor de todas las vocaciones.