Años 90.
En San Nicolás de los Ranchos no se andan con cuentos.
Si han sobrevivido a los desplantes del Popocatépetl, con explosiones de piedra, escurrimientos de lava, el runrún noche y día bajo las siembras, ¿por qué van a dejar que unos menos poderosos que el gigante suelta-humo les quiten sus urnas o sus votos?
Los observadores electorales se alistan para cuidar casillas con lo que tienen en casa y buen tino.
Y a ver quién es el guapo que se atreve a negarles de autoridad al candidato que en las boletas que hagan el montón más grande tenga una cruz encima.