Por: Manuel Martínez Benítez/ @manuelmtzb
Recientemente hemos visto cómo han comenzado a ser más recurrentes las declaraciones de la clase política sobre temas electorales en el país y para nadie debe ser extraño que el principal actor político de México, el presidente López Obrador, haya dado inicio al proceso electoral de 2021, con su anuncio de la “supuesta” existencia de un BOA (Bloque Opositor Amplio) que deja claro que el presidente dio el primer paso de una carrera que terminará el 6 de junio del próximo año.
Y digo que dio el primer paso porque el presidente al presentar este documento, que luego quedó evidenciado como una maniobra política, logró que la oposición lo siguiera en una narrativa electoral; habló antes que nadie de una posible coalición de partidos de oposición ganando no sólo el anuncio de esta posibilidad opositora, sino también ayudándole a construir una narrativa de que es él a quien se busca vencer, y colocándose en el centro de la discusión electoral.
Digamos que, con este juego político, Andrés Manuel López Obrador logró la posibilidad de ser el centro de la campaña de 2021 sin la necesidad de estar en la boleta electoral como lo había buscado con el plebiscito.
Esto lo hace el Ejecutivo federal porque sabe que si bien sus números vienen a la baja, aún sigue teniendo, como lo muestran la mayoría de las encuestas nacionales, más del 50% de los electores aprobando su gestión.
También lo hace por que AMLO construyó un movimiento que está directamente atado a la suerte de su popularidad. Morena no ha logrado (el presidente tampoco los ha dejado) construir liderazgos que le den identidad de partido y fortaleza más allá de la figura presidencial.
La razón de la premura o urgencia de hablar y empezar a meternos a todos en un tema electoral, aparte de cualquier distractor que pueda generar esto, es porque la elección del 6 de junio de 2021 será la elección más grande en la historia de este país, una elección donde el presidente se juega la mayoría que tiene en el Congreso federal, siendo este básico para implementar las acciones y narrativa de su “cuarta transformación”, poniendo a las 32 entidades federativas en un ánimo electoral de un proceso federal que comienza en septiembre de este año (si la pandemia lo permite).
Pero no sólo por eso iremos los mexicanos a las urnas ese día, también se eligen en este país 15 gubernaturas; mil 2 diputaciones locales en 29 estados y 2 mil 40 cabildos municipales se renovarán en 26 entidades, es decir, que se pondrá en juego mucho de los cargos políticos y de poder.
Ahí radica y podremos entender porque tanto el presidente como toda la clase política comenzó a actuar en este tema, porque mantener el poder y ganar posiciones es el principal objetivo del gobierno y de los partidos políticos actuales, ya que esta elección será el último acomodo a gran escala antes de que el 7 de junio de 2021 comience con todo galope la carrera presidencial de 2024, eso si bien parece prematuro, es la realidad de una democracia donde el objetivo es ganar una elección para llegar al poder.
Dicho todo esto, no nos queda más que como ciudadanos ver y evaluar el actuar de los gobiernos, de las fuerzas políticas, esperar que esta etapa electoral veamos propuestas y planes reales para mejorar una realidad que se prevé muy complicada, con una pandemia que será parte de nuestra historia y no sabemos cuándo terminará, pero también con una realidad económica que, según los especialistas, será tremendamente difícil y compleja, así como una posible crisis social que afectará al país.
Es por todo esto que mi recomendación a los políticos es que se preparen para hacer unas campañas de altura, con un diagnóstico claro, unas propuestas viables y una comunicación precisa.
A los ciudadanos, deberemos prestar como nunca atención a lo que nos dicen, más allá de figuras, importará el fondo de las cosas, que proponen las fuerzas políticas para superar el momento que viviremos y cómo lo harán, y si hacemos esta reflexión cada uno, nos quedará que acudamos a la urna a emitir un voto razonado en la elección más grande y de las más importante en la historia reciente de México.