Dr. José Manuel Nieto Jalil / Director del Departamento Regional de Ciencias en la Región Centro-Sur Tecnológico de Monterrey Campus Puebla
El universo es increíblemente vasto, lo que nos lleva a pensar que debe haber una gran cantidad de planetas habitados en él. A pesar de nuestros esfuerzos, hasta ahora no hemos encontrado ninguna forma de vida fuera de la Tierra.
En nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, hay alrededor de 200 mil millones de estrellas y es muy probable que la mayoría de ellas tengan sistemas solares con múltiples exoplanetas. Es difícil no imaginar que en algún lugar de ese vasto número de estrellas y planetas puedan existir al menos una civilización extraterrestre.
Sin embargo, hasta el momento no hemos obtenido ninguna evidencia concreta de la existencia de vida extraterrestre. En 2015, fue lanzado el programa Breakthrough Listen, también conocido como SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence –Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre–), como una iniciativa de investigación científica para buscar señales de civilizaciones extraterrestres.
Fue financiado por el empresario ruso Yuri Milner y respaldado por científicos de renombre mundial, como el astrofísico Stephen Hawking. SETI constituye el más ambicioso programa de investigación científica de la historia, cuyo objetivo es encontrar evidencia de civilizaciones más allá de la Tierra.
El objetivo principal de Breakthrough Listen, hasta ahora, es utilizar algunos de los telescopios más grandes y sensibles del mundo para búsquedas exhaustivas de señales de radio y ópticas que puedan indicar la presencia de inteligencia extraterrestre. Esto implica escanear grandes cantidades de espacio en busca de patrones o señales inusuales, que puedan ser atribuidos a civilizaciones tecnológicas avanzadas, pero aún no se ha logrado encontrar ni una sola huella indirecta, como ondas de radio, que indique que pueden existir algún tipo de civilización inteligente. La Vía láctea tiene al menos 100 mil años luz de largo, por lo que aún falta mucho por explorar.
Para llevar a cabo esta tarea, el programa ha establecido colaboraciones con varios observatorios y telescopios de todo el mundo, incluyendo el Green Bank Telescope en Virginia Occidental, el Telescopio Parkes en Australia y el Observatorio Lick en California. Estos telescopios son capaces de captar señales débiles de origen extraterrestre y hacer un análisis exhaustivo de los datos recopilados.
Además de la búsqueda de señales de radio, el programa Breakthrough Listen también ha ampliado su enfoque para incluir la búsqueda de señales ópticas, como señales láser pulsadas, que podrían ser utilizadas por civilizaciones avanzadas para la comunicación interestelar. Esto ha llevado al desarrollo de nuevas tecnologías y al despliegue de observatorios especializados para detectar tales señales.
Sin embargo, es importante destacar que la búsqueda de inteligencia extraterrestre es un desafío complejo y aún estamos en las primeras etapas de la exploración de nuestro universo, en busca de señales de civilizaciones extraterrestres. Los científicos involucrados en el programa Breakthrough Listen continúan trabajando arduamente y refinando sus métodos de búsqueda con la esperanza de encontrar alguna señal prometedora en el futuro.
Por otro lado, en la famosa paradoja de Fermi propuesta en 1950 por el premio Nobel de Física, el italiano Enrico Fermi, trata de dar respuesta a la aparente contradicción que hay entre las estimaciones que afirman que hay una alta probabilidad de que existan otras civilizaciones inteligentes en el universo observable y la ausencia de evidencia de dichas civilizaciones.
Fermi plantea que, si en nuestro planeta ha surgido vida inteligente y hay miles de millones de estrellas en la galaxia, también ha podido ocurrir lo mismo en algún otro lugar. Pero, en ese caso, ¿por qué no hemos logrado establecer contacto con ellas?
Entre las posibles explicaciones para esta aparente contradicción, se encuentra la del gran filtro o barrera que impide que las civilizaciones alcancen un nivel tecnológico avanzado o se expandan por el universo, producto de diferentes desafíos como los tecnológicos. Otras de las explicaciones hacen referencia a las grandes distancias y escalas temporales que podrían dificultar enormemente el contacto. Una tercera explicación se refiere a las limitaciones tecnológicas, es decir, nuestras capacidades tecnológicas actuales no sean lo suficientemente avanzadas como para detectar o comunicarnos eficazmente con otras civilizaciones.
Finalmente, otra explicación es que las civilizaciones avanzadas pueden estar evitando el contacto por diversas razones. Podrían estar conscientes de los peligros potenciales de interactuar con otras civilizaciones o pueden tener motivos para mantenerse ocultas por razones estratégicas, religiosas o culturales. Es importante destacar que la paradoja de Fermi sigue siendo un enigma y no hay consenso científico sobre cuál podría ser la explicación más plausible.
Adicionalmente, en su famosa charla Life in the universe (Vida en el universo), el famoso físico Stephen Hawking también reflexionó sobre la aparente falta de abundancia de vida en nuestra galaxia, a pesar de la existencia de numerosos planetas similares a la Tierra en órbita alrededor de estrellas similares al Sol. Una posible explicación que Hawking planteaba era la posibilidad de que la vida inteligente sea un evento excepcionalmente raro o difícil de desarrollar.
Hawking también mencionó los desafíos que enfrenta la vida inteligente en términos de su propia supervivencia a largo plazo. Señaló que, en nuestra historia humana, hemos experimentado amenazas significativas, como conflictos bélicos y el cambio climático, que podrían poner en peligro la existencia de una civilización a largo plazo. Especuló que otras civilizaciones podrían enfrentar desafíos similares o incluso más graves, lo que podría resultar en su desaparición antes de que podamos detectarlas.
Pero no todo es desalentador, los últimos años han sido muy fructíferos para los astrónomos en busca de objetos interestelares: a finales de 2017 se descubrió el misterioso Oumuamua, un cuerpo venido desde más allá de nuestro Sistema Solar, que fue captado justo al final de su travesía por nuestro vecindario cósmico y sobre el que aún se debate su origen y composición.
Finalmente, en los últimos días ha circulado la noticia de que el primer mensaje extraterrestre podría llegar a la Tierra en 2029, según Reilly Derrick y Howard Isaacson, de las universidades de California en Berkeley y Los Ángeles. Esto se debe a que las emisiones de radio de nuestras grandes antenas de comunicaciones ya han llegado a otras estrellas. En un artículo recién publicado en Publications of the Astronomical Society of the Pacific, los autores determinaron a qué estrellas han llegado nuestras emisiones de radio más potentes y cuándo, en caso de ser escuchadas, podríamos recibir las primeras respuestas en nuestro planeta.
Aunque aún no se ha encontrado ninguna evidencia concluyente, la búsqueda continúa con la esperanza de que algún día podamos descubrir indicios de vida más allá de la Tierra. A medida que avancemos en nuestra comprensión del cosmos y desarrollemos tecnologías más sofisticadas, es posible que en el futuro obtengamos más información que nos ayude a comprender mejor nuestro lugar en el universo.