Por: Asael Nuche/ Director de Riesgos de Etellekt @etellekt_
La gestión del COVID-19 del gobierno federal trató de manejarse técnicamente por medio del liderazgo del subsecretario de Salud Hugo López-Gatell, nombrado vocero oficial de la pandemia, sin embargo, a pesar de las credenciales y formación académica que lo acreditan, poco a poco, su perfil de técnico se degrada, al tiempo que más cuestionamientos surgen desde diferentes ámbitos, en relación con la calidad y veracidad de la información sobre la enfermedad.
- El presidente ordenó un recorte del 75% a las dependencias de la administración pública federal, asfixiando lentamente a su gabinete. ¿Por qué semejante instrucción? Porque el escenario financiero que le presentaron sus subalternos, una vez avalada la estrategia de mitigación de la emergencia sanitaria, ponía en riesgo la viabilidad de los proyectos de la 4T.
La compra de respiradores, la adquisición de insumos médicos y el equipamiento de hospitales, que debía ser una prioridad para el gobierno, fue aceptada por AMLO, no sin antes exigir a los titulares de las dependencias pagar los insumos con recursos obtenidos de los ahorros que les aplicó de manera obligatoria.
- El descontrol estadístico y epidemiológico del gobierno no es culpa enteramente de López- Gatell, pues él ha cumplido con los caprichos del presidente. Uno de ellos fue la absurda decisión de rechazar los cubrebocas, que tuvo una racionalidad económica. El gobierno federal quería ser el cliente preferencial en la adquisición de cubrebocas, y si López-Gatell hacia la recomendación general de su uso a la población, la demanda aumentaría y el precio se elevaría demasiado. La otra medida determinante es la negativa del gobierno a aplicar masivamente pruebas de detección del virus, porque el presidente no quiso asignar presupuesto para adquirirlas, lo que obligó a utilizar un modelo de vigilancia epidemiológica que se basa enteramente en proyecciones “matemáticas”.
- López-Gatell recibió duras críticas, en particular del gobernador de Jalisco, quien asumió un liderazgo opositor en el manejo de la pandemia y azuzó a otros mandatarios a seguir sus pasos; fue también cuestionado por los que se desempeñaron como secretarios de Salud en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, pero también por matemáticos y demoscopistas de la UNAM y el CIDE, que advierten sobre el desaseo de las cifras oficiales.
Finalmente, surgió la dura observación de una bióloga molecular de la UNAM, que destrozó el modelo federal para combatir la epidemia, calificándolo de “mitigación”, cuando en realidad debería ser de “contención”, lo que significa la aplicación masiva de pruebas para lograr el rastreo de las cadenas de contagio y frenar la propagación del patógeno.
En el modelo federal, la mitigación implica una cuota de muerte ya calculada, que ha sido administrada por el propio López-Gatell, quien empezó diciendo que serían 8 mil muertos, luego 30 mil, después 35 mil y fue elevando la cifra hasta 60 mil muertos.
- Mientras la autoridad científica de López-Gatell se desvanece, aumenta la politización sobre la gestión de la pandemia. Las críticas hacia el zar del coronavirus fueron calladas apelando a la autoridad científica del funcionario y desacreditando principalmente a periodistas nacionales e internacionales por no tener formación científica. Después de ser cuestionado por científicos, con autoridad para demoler sus pronósticos, fue apoyado por bots en las redes, que realizaron ataques hacia sus críticos. Finalmente, cuando se rompe el récord de fallecidos “reportados” en un día, alcanzando los mil, 92 decesos, y más de 100 mil contagios, López-Gatell es cuestionado en su comparecencia ante la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, en donde reconoce la subestimación de contagios y muertes por Covid-19.
Mientras esto ocurría, la actriz Susana Zabaleta publica en Twitter un video cariñoso hacia el doctor estrella; el presidente lanza su acostumbrada declaración polémica que desvía la atención de las cifras de salud, y sugiere no robar, no mentir y no traicionar para prevenir el contagio del virus y, se publica en redes, el asesinato de Giovanni López, a manos de policías municipales en Jalisco, supuestamente por no utilizar el cubrebocas.
Esta grave violación a los derechos humanos fue pretexto para que estallara una manifestación violenta, en contra del principal crítico de López-Gatell, el Gobernador Enrique Alfaro.
Un día malo para López-Gatell, se volvió uno pésimo para el gobernador de Jalisco y la crítica se dirigió repentinamente contra el jalisciense. López-Gatell debe estar consciente de que su argumentación científica está agotada y ahora depende del oficio político del presidente y de las redes militantes de la 4T para sobrevivir a su crisis de credibilidad.