Dr. Anselmo Salvador Chávez Capó
Una de las principales ventajas que anteriormente presentaba el estudiar
una licenciatura era que garantizaba un trabajo estable, bien pagado,
así como la posibilidad de tener movilidad social.
Ahora, sin embargo, muchos universitarios, ya sea egresados o titulados, han señalado la dificultad que experimentan para poderse colocar como fuerza de trabajo en las instituciones públicas o privadas, debido a la escasez de puestos que ofrezcan un salario justo.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en mayo de 2023 la Población Económicamente Activa (PEA) era de 60 millones de personas, de las cuales la población desocupada fue de 1.8 millones de personas y la Tasa de Desocupación de 2.9 % de la PEA.
Pero al revisar las cifras de esa población activa, es posible determinar que 76% de este grupo de personas gana entre uno y tres salarios mínimos, lo que, cuantificado en dinero, sería entre 6 mil 215 y 18 mil 624 pesos.
Otro factor adicional que incide en la empleabilidad es que, con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en mayo de 2023 la población ocupada en la informalidad laboral fue de 32.1 millones de personas y la tasa de informalidad laboral fue 55.2 % de la población ocupada.
De acuerdo con la información anterior es posible detallar que, si bien actualmente no hay un pleno empleo en nuestro país y mucho personal desocupado, hay puestos disponibles de trabajo, aunque la variable económica no sea atractiva para los jóvenes debido al bajo salario ofrecido o eventualmente a los requisitos solicitados para cubrir la vacante debido a lo complicado de perfil del puesto en la organización.
Por esas razones, algunos egresados de las instituciones de educación superior tardan hasta 12 meses (20% aproximadamente) en insertarse al mercado laboral.
A complemento de lo expuesto, se debe señalar que el tiempo más común que tardan los egresados en conseguir un empleo es menos de un mes, con 22.6%, seguido de aquellos que lo consiguen entre tres a seis meses, que es de 21.4%, y en menos de tres meses lo consigue sólo 19%.
De lo anterior se deriva la problemática de los egresados para su inserción en el ámbito laboral, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleabilidad 2022 de la Universidad del Valle de México (UVM), ya que más de una tercera parte (33.4%) de los egresados universitarios en México no tienen empleo.
Esta falta de oportunidades laborales y la exclusión del mercado laboral la atribuye particularmente a los requisitos de experiencia que piden las empresas, a la falta de vacantes en su campo de estudio y a los malos sueldos y salarios, como se señaló anteriormente.
Cabe señalar que la falta de oportunidades laborales y de empleos de calidad empuja a los jóvenes universitarios a refugiarse en el trabajo independiente, de modo que se convierten en trabajadores autónomos por necesidad, no por decisión.
Aunque la educación superior mantiene un bono importante como vía para mejorar el acceso al mercado de trabajo, actualmente 33% de los egresados no tiene trabajo y 24% de los graduados labora bajo la modalidad de trabajo independiente (El Economista, 2022).
Es significativo que, respecto al primer empleo, 27.1% de encuestados afirma haberlo conseguido mientras estudiaba, lo que representa un gran reto para las universidades para ofrecer modalidades y alternativas que atiendan esta tendencia.
En cuanto a la facilidad y dificultad para obtener el primer empleo, 11.4% menciona que le fue muy fácil, 39.7% fácil, 40% difícil y 9% muy difícil.
Entre los principales contratiempos estuvo no contar con la experiencia o práctica solicitada (45.6%), la falta de vacantes en su área de estudio (20.6%) y el salario bajo o nulas prestaciones (16.5%).
De lo presentado anteriormente se destaca que un factor que incide en la posibilidad de obtener un empleo formal es la experiencia laboral, ya que finalizar los estudios profesionales ofrece 95% de posibilidades de obtener un empleo formal a un mes de haberse graduado.
Es de considerarse que 26.2% de los egresados empezó a trabajar antes de iniciar sus estudios universitarios y que 27.1% consiguió su primer empleo mientras estudiaba.
Finalmente, a manera de cierre, es posible concluir que la empleabilidad en nuestro país se ve acotada por la pobreza de la oferta laboral, tanto económica como de puestos de trabajo.
Además, los requisitos establecidos en los diversos perfiles de puesto solicitados en el aparato productivo y la falta de experiencia de los egresados para desempeñarse en las entidades económicas.
De ahí entonces el área de oportunidad que tienen las instituciones educativas de capacitar a sus estudiantes en las destrezas, habilidades, actitudes y valores que requieren para insertarse en el mercado laboral.