Por: Adolfo Flores Fragoso/ [email protected]
“Un muro fronterizo con México no haría mucho para impedir el ingreso de opiáceos a los Estados Unidos”, advierte un reporte del Comité de Seguridad Nacional del Senado de los Estados Unidos fechado el 10 de mayo de 2018.
En realidad, revela, un gran déficit de personal aduanal y la falta de recursos para optimizar su efectividad son la verdadera razón del creciente ingreso de cargamentos de drogas a la Unión Americana.
Visto al detalle, este fue otro golpe a la justificación de Donald Trump de construir el muro también para erradicar el ingreso de drogas desde México y el consumo en su país.
Para colmo, en los presupuestos de su administración para los años posteriores 2019 y 2020, dedicó más recursos millonarios a privilegiar la contratación de agentes contra la inmigración indocumentada que contra el flujo ilegal de estos analgésicos.
El Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales del Senado de los Estados Unidos expuso la ruta real de ingreso de opiáceos a su territorio y el desinterés del gobierno federal para enfrentar a fondo el problema.
El documento denominado “Combate a la epidemia de opioides: intercepción de opiáceos ilícitos en los puertos de entrada (aduanas)”, está firmado por la demócrata Claire McCaskill, avalado por su bancada minoritaria ante el congreso y además, según reveló la senadora por Missouri, cuenta con el apoyo de “un buen porcentaje” de sus colegas republicanos, ya que es un informe fincado en las propias cifras del gobierno federal.
Pese a su aprobación en ese mismo año de 2018, las alertas y propuestas de solución terminaron en los archivos del senado pero hoy son revividas ante otra epidemia más: la del ya descontrolado consumo de opiáceos derivado por el confinamiento por la pandemia en los Estados Unidos.
Después de trece páginas de exposición de motivos, el comité redactor advierte: “Debido a que las aduanas internas son el principal punto de ingreso de los opioides, y no otras áreas a lo largo de la frontera con México, un muro fronterizo no haría mucho por impedir su introducción a los Estados Unidos”.
Añade: “Por el contrario, una barrera física es más probable que imponga una carga adicional a los puertos de entrada, ya que aquellos pocos envíos que antes pasaban por puntos ocultos (ilegales) de la frontera sur con México ahora serían desviados a las aduanas fronterizas y otros (aeropuertos, retenes carreteros, etc)”.
“Para impedir el flujo de opioides a través de la frontera con México, lo mejor sería aumentar los recursos humanos y financieros a las aduanas internas y fronterizas, con un mayor número de oficiales de puerto que hoy son quienes decomisan la mayoría de los opiáceos, y quienes con más recursos materiales podrían aumentar su eficacia”, concluye.