Por: Hugo Arquímedes González Pacheco M. / [email protected]
Desde mi escritorio
Para el mundo católico, Semana Santa es más que descanso, viajar o irse de fiesta, aprovechando los días feriados, motivados por esta celebración religiosa. Es una de las fechas más importantes, debido que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús; sin embargo, se espera una “tercera ola” de contagios de COVID-19.
En este espacio que Crónica Puebla me da los días jueves me apasiona en esta ocasión escribir sobre el Jueves Santo, que recuerda que Jesús de Nazaret cenó con sus 12 apóstoles para despedirse de ellos antes de su muerte y compartir con ellos el pan y el vino. Les anunció que uno de ellos le traicionaría, Judas Iscariote.
También predijo la negación de Pedro. El momento más destacado para quienes practican el credo es la constitución de la primera Eucaristía, uno de los siete sacramentos católicos. Donde Jesús toma el pan, lo parte para compartirlo entre sus discípulos Luego toma el cáliz con el vino.
En la primera Eucaristía termina Jesús diciendo: “Haced esto en conmemoración mía”, lo que la Iglesia católica considera como la institución del Orden Sacerdotal, otro de los siete sacramentos. En la Última Cena también tiene lugar el lavatorio de los pies, que se interpreta como una acción de humildad de Jesús hacia sus discípulos. Pedro fue el único que cuestiona el gesto.
“No me lavarás los pies jamás”, le indica como señal de respeto, ya que el apóstol lo considera una humillación de su Señor hacia él. “Si no te lavo no tienes parte conmigo”, le responde Jesucristo, según los evangelios. Entonces, Pedro replicó: “Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza”.
Tras la cena, llega la oración en el huerto de Getsemaní. Jesús sale a rezar pedido a sus apóstoles que le acompañen. Pero todos van cayendo dormidos poco a poco. En su agónica oración, Jesucristo dice: “Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Después del rezo, es aprehendido por un grupo comandado por Judas, quien le traiciona por 30 monedas de plata, tal como había profetizado.
En ese momento, Pedro corta la oreja derecha con su espada a un sirviente del sumo sacerdote, al que Jesús sana y pronuncia la conocida frase: “Quien a hierro mata, a hierro muere”. Veamos el lado filosófico y la pedagogía de Jesús de Nazaret; la filosofía y religión no se oponen, se complementan y se ayudan mutuamente.
A su vez, podemos evidenciar que siempre han existido contradicciones acerca de estos dos concep tos que son la razón y la fe. Principalmente una va de la mano de la otra, ¿o acaso usted ha podido llegar a tener fe acerca de un tema sin haber antes pasado por la razón? Debemos conocer esa información para poder reflexionar y tener criterio, y luego juzgar acerca de si creer o no creer.
Entonces, desde este punto de partida, ¿cuáles habrán sido los horizontes filosóficos de Jesús de Nazaret?, ¿su filosofía estaba encaminada a perseverar la felicidad a través de la enseñanza? La filosofía de Jesús de Nazaret y su forma de pensar pueden llegar a darle sentido al amor por la vida.
Considero que el fundamento principal es el desarrollo de valores y talentos del ser humano. Su pensamiento tenía como propósito la solidaridad, el respeto, la igualdad y, lo más importante, la hermandad. Su horizonte filosófico de educar estaba encaminado al amor, a poder sentir el perdón y no hacer en él una salida más a los problemas, la importancia del bienestar de los que nos rodean y tener caridad entre nosotros para generar un ambiente próspero en la comunidad.
Aún recuerdo las primeras veces que fui al templo y tan solo oía la misa. Pero no entendía nada de lo que hablaba el sacerdote, en algunas ocasiones, la música lograba captar mi atención; en las letras, encontré lo que Dios quería trasmitir: el amor a la vida en los valores y en la grandeza de la naturaleza y buen espíritu.
A medida que el tiempo ha pasado, me alejé un poco de la iglesia, busqué otras religiones y regresé a los orígenes y raíces que me inculcaron mis padres: el amor de Jesucristo, fortaleciéndome en el amor a padres, abuelos, hijos, nietos, toda mi familia, respetando las diferencias.
Todo por amor a la vida, a la educación, a las artes, el deporte y el desarrollo de los talentos que son mi pasión como educador. Ahora entiendo mejor la filosofía, la pedagogía y la enseñanza del amor de Jesús de Nazaret. Puede que para algunos sea una pedagogía absurda o un tema de poca importancia; para mí, su filosofía educativa preserva la felicidad en la educación, de la cual se carece en las aulas de las escuelas, incluso en las religiosas.
No puedo responder por todo el magisterio, pero tengo la certeza que la pedagogía del amor en nuestra práctica profesional está en nuestras manos y voluntades; y la felicidad de las niñas, niños y adolescentes estudiantes de cualquier sistema educativo está relacionada con el juego y las artes, que son los lenguajes de comunicación que abren los horizontes de los La herencia del amor en la pedagogía de Jesucristo Para el mundo católico, Semana Santa es más que descanso, viajar o irse de fiesta, aprovechando los días feriados, motivados por esta celebración religiosa.
Es una de las fechas más importantes, debido que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús; sin embargo, se espera una “tercera ola” de contagios de COVID-19. [email protected] aprendizajes significativos de los contenidos curriculares. Así se llega al crecimiento de la grandeza interna, dejando a un lado la rutina tradicionalista prusiana que prevalece en las escuelas hasta nuestros días.
Considero que la pedagogía del amor ha sido la mejor herencia para construir millones de formas de pensar, ideas que cambiarán al mundo. Nuestros hijos y alumnos son el espejo de nuestra grandeza, el valor de un padre y educador.
A medida que cada uno de nosotros en nuestra vulnerabilidad aprendamos a respetar, podemos generar en ellos sean creativos o que digan cosas con cariño y que no sean violentos. Al vivir con amor, estaremos despertando la grandeza interna de nosotros y la grandeza de nuestros hijos y alumnos.
El gran camino de la educación puede despertar una mentalidad en el desarrollo del respeto a las inteligencias y talentos múltiples, conectando el corazón y la mente del alumnado, en la grandeza de la educación de calidad con la filosofía y pedagogía del amor, herencia que nos dejó el Gran Maestro Jesús de Nazaret, hay una cultura del conocimiento para generar el bienestar de la humanidad. Usted, ¿qué opina?