Por: Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Es relativo
Dice el culto abogado Alfredo Mendoza García que los “monopolios de la verdad” hacen mucho daño a la cultura y a la identificación de la identidad de la civilización.
Muchos temas, a través de los tiempos, tanto en ciencia como cultura, arte, derecho, sociología han creado “monopolios de la verdad”, y otros han desaparecido a falta de comprobar su veracidad.
A través de la investigación en otras áreas han logrado la fortaleza de sus argumentos y conclusiones como razón y justificación de su monopolio de la verdad.
Un tema que la ciencia, la tecnología y la sociología siguen discutiendo es el origen del ser humano. Esto, porque él constituye la base primaria de la existencia humana.
No deja de haber oscuridad en este tema y como consecuencia el surgimiento de otras muchas teorías.
Recordamos la teoría que se denomina y se conoce como la “selección de las especies” de Charles Darwin, contenida en el libro El origen de las especies por medio de la selección natural publicado el 24 de noviembre de 1859 y en el que el naturalista inglés nos explica la evolución biológica a través de la selección natural de las especies, estas, que van cambiando a lo largo del tiempo y dan origen a nuevas especies y comparten un ancestro común y tal es el caso de la aparición del hombre en el globo terráqueo.
La prehistoria nos habla del origen del hombre, de las edades en que se desenvolvió, conocidas como la edad de piedra, en la que el hombre vivía en cuevas; la edad del pedernal, la edad de bronce, y la edad del hueso, materiales con los que construían los implementos como flechas, cuchillos, martillos, para su supervivencia.
Podríamos decir que Darwin conquistó a la opinión en general con su tesis, sin embargo, surgieron científicos que no estuvieron de acuerdo con su teoría; otros autores de plano la vetaron y la llevaron al área religiosa para impugnarla y controvertir conceptos bíblicos.
El Homo Erectus, el Homo Sapiens, el Hombre de Neandertal, de Cromañón, con su presencia justificaron una historia maternal y desarrollo humano, pero no en sí el origen del hombre y la mujer.
Por otro lado hay que entender y aceptar que lo que se dice en general puede tener rasgos de lógica y certeza porque la evolución es un proceso que es muy lento y algunos de sus vestigios pueden permanecer mucho tiempo indescifrables. Señalar lapsos transcurridos para ubicar la presencia humana en su origen, es mucho muy difícil y puede mantener la duda. Es distinto decir de dónde viene el hombre, como origen territorial, como en el caso en donde se nos señala al África como lugar de procedencia geográfica, pero no explica en dónde nace o cuál es su origen biológico primario.
No han cesado los estudios sobre la evolución del ser humano hasta la presente época que se denomina del Homo Sapiens.
El autor David Benito del Olmo en su libro (que desde luego se recomienda) Historias de la Prehistoria nos aclara: “Aunque parezca obvio me gustaría aclarar algo que es fundamental para entender la evolución humana. Y es que un hombre no se acuesta perteneciendo a una especie y se levanta perteneciendo a una nueva, ni se va a la cama con el Paleolítico y se despierta en el Neolítico, el paso de un estadio a otro es un proceso de miles de años, completamente imperceptible en la vida del individuo”.
Recordemos que este tema de la evolución, es y seguirá siendo discutible, entre la ciencia y el dogma.
En la celebración de un debate en el Museo Universitario de Historia Natural en Oxford, dos de los asistentes Thomas Huxley en la férrea defensa del evolucionismo y el obispo Samuel Wilberforce, perteneciente a la Iglesia anglicana se ensañaron en una fuerte discusión. El obispo lanzó un dardo cargado de veneno preguntándole al defensor de Darwin: ¿usted, señor Huxley, procede de los monos por parte del abuelo o de la abuela?
Huxley contestó en la misma línea hiriente: ¡prefiero descender de un simio antes que de un obtuso como usted!
Recordemos que Darwin defiende el linaje humano, diciendo que el hombre estaba cerca de los simios, en concreto del chimpancé, de lo que se deduce, dice el autor del libro que Darwin nunca expresó la frase que dice que “el hombre desciende del mono”.
Recordemos que la evolución en el caso del hombre dice que tenemos un antepasado común como toda evolución, y ese es el chimpancé.
Debemos tomar en cuenta que hay en el antiguo y nuevo mundo como 270 especies de simios.
Los autores dicen que nuestro ancestro proviene de los primates, caracterizados por tener una postura erguida y locomoción bípeda (caminar con dos pies). Se dice que de él se separó el ser humano hace como siete mil años y cada quien tomó sendas diferentes, sin dejar de reconocer que con los chimpancés compartimos el 99% de nuestros genes y vienen siendo nuestros primos humanos.
Las últimas investigaciones aclaran que son dos características las que nos vinculan con el chimpancé y 29 características las que nos vinculan con el orangután.
Quedan discusiones aún sobre este tema, en especial las dogmáticas y las científicas.
Dejemos transcurrir el tiempo, puede que otros cien mil años para ver si se esclarece este debate; a fin de no caer en prejuicios, ni construir monopolios de la verdad.
¿O tal vez se resuelva el tema diciendo que los primeros habitantes terrenales fueron los monos?