Desde mi escritorio
Hugo Arquímedes González Pacheco M. / [email protected]
Es muy difícil que un niño o joven se enganche a la lectura si en su casa no ve que los demás lo hagan. A la vez es casi imposible que le guste leer cuando no comprende lo que lee y aprendió bajo estrés, regaños y excesos de escribir planas de los libros.
En el aislamiento por la pandemia los centros educativos ahora trabajan a distancia aprovechando las TIC, las plataformas digitales educativas como Blackboard, Google Classroom, Microsoft Teams, son algunas iniciativas, los celulares con WhtasApp y la televisión con la modalidad Aprende en Casa III, con lo cual se tiene que evaluar los aciertos y las barreras que están pasando los alumnos en sus hogares estudiando con sus padres.
Desafortunadamente los actores de la educación están teniendo problemas sin impacto en las áreas de oportunidad del aprendizaje, desde el hogar el alumnado se enfrenta a un exceso de tareas que no satisfacen sus necesidades educativas, menos sus intereses.
Por otro lado, vemos un magisterio fastidiado por las absurdos Consejos Técnicos centralistas, llenos de videoconferencias, analices de lecturas de documentos de un día para otro planificaciones sin sentido a la realidad de las familias, la exigencia de evidencias y cuestionarios de evaluaciones exitosas obligatorias de Aprende en Casa III, donde el secretario de Educación todavía en funciones, Esteban Moctezuma, plantea todo un éxito su trabajo maquillado con la falsa Nueva Escuela Mexicana.
Hay proyectos interesantes, de cómo los padres apoyan la lectura, se reúne a un niño pequeño con otro mayor que lee y con el que se fomenta el aspecto más emocional de la lectura, creando vínculos de afecto entre hermanos o padres. Es una perspectiva que motiva a la lectura, para mí significa hacer que otro tenga ganas de leer lo que tú has leído, relacionando caminos directos, como cuando hablamos de fomentar valores haciéndolo algo más sutil, directo a seducir con amor la lectura.
La lectura y la escritura son instrumentos indispensables para no sufrir discriminación, ya que son esenciales en nuestra vida cotidiana, desde pulsar las teclas de un cajero automático, saber qué autobús abordar o seguir una receta que es una necesidad básica. Además, la lectura es una capacidad fascinante. A través de ella conectamos con mundos propios y ajenos, con otras realidades y ficciones, podemos contrastar nuestra forma de ver el mundo con la que tuvieron grandes genios.
La llave que nos abre la puerta a muchos mundos es la lectura, siendo la mejor herramienta didáctica que se tiene para el aprendizaje el cual es imprescindible a todo ser humano, por lo tanto, es una competencia indispensable en educación. Un sistema educativo que no logra formar lectores en las aulas es un sistema que necesita revisar su funcionamiento.
Cuando nos preguntamos por el método, puede parecer que hay una única forma de enseñar a leer, y que cuando la aprendemos podemos leerlo todo. Pero sabemos que la lectura no se aprende de una vez. Entre la lectura de un niño de seis años que empieza a descifrar símbolos, la que hará ese mismo niño con 12 años o la que hacen su madre o su profesor, hay una gran diferencia. Si bien para todas ellas necesitamos acceder al código que traduce las palabras, para cada una hace falta un esfuerzo distinto. Decíamos que la lectura es una llave que nos abre muchas puertas y una de ellas es la del aprendizaje.
Cuando leemos aprendemos, incluso cuando no lo hacemos con la intención de aprender, pero para hacerlo con las exigencias propias de la escolarización no basta con leer sin más. Hay que hacer acciones dinámicas con la compresión lectora.
Se puede enseñar a leer desde perspectivas diversas, siempre respetuosas con el lector, pero es básico pensar que la lectura no es una técnica, es una competencia. “Perrenoud decía que las competencias son piedras preciosas, pero no como las que uno guarda en un joyero: hay que ponerlas a trabajar para que cada vez sean mejores”. Tiene que ser a lo largo de toda la escolarización.
Leer es interpretar, dar significado a un texto mediante el conocimiento que tenemos. Muchos estudios advierten que en el abuso de la lectura digital se pierde concentración, perdiendose capacidad de leer textos de cierta longitud, a los alumnos se les cae el alma al suelo si han de leer 20 páginas. La gente dedicamos unos 15 segundos a mirar una web, el que está acostumbrado a esto verá las 20 páginas como un reto.
Pero no todo es negativo. También es una lectura rápida que nos hace ir a lo esencial.
Pero si sólo leemos whatsapps o haikus desarrollaremos capacidad de lectura para este tipo de texto. De la misma forma, si leemos solamente best-sellers fáciles, desarrollamos una capacidad para ese tipo de lectura, aunque sean textos largos. Y si leemos textos un poco más complejos, con vocabularios más duros, nuestra competencia de lectura se fuerza y se amolda.
La escuela en confinamiento debe enseñar a los alumnos a hacer uso con criterio, crítico, la información que reciben de la plataforma donde se tiene que aprovechar “El Rincón de Lectura digital de la página de la SEP”. Si los alumnos no adquieren criterios para navegar por la red, para elegir qué se lee, habremos fracasado como formadores en la educación a distancia.
A menudo se pide al alumnado un resumen de un texto. Pero saber leer no implica necesariamente saber resumir. Hay diferentes tipos de resumen, depende para qué lo quieras. Hay que enseñar cómo resumir, identificar las ideas principales, relacionar las informaciones a lo largo de un texto. Muchos chicos hacen un resumen por párrafos, sin tener en cuenta si la información se repite. No sacan la esencia del texto, no organizan la información, estos aspectos no están lo bastante atendidos en lo general en la educación a distancia por las barreras que se tienen.
Es difícil en estos momentos educar a los alumnos a ser capaces de ver, analizar, tener lecturas de comprensión.
Considero que aún no hemos cambiado el paradigma dentro de la escuela, los alumnos se aburren en la educación básica como en la universidad por una enseñanza autoritaria y tradicionalista que no toma en cuenta los intereses del alumnado.
Necesitamos ayudarlos a nuestros hijos a leer desde edades tempranas. En mi experiencia veo a mi nieto Santiago, de dos años, cómo su mamá Lupita lo motiva todos los días con la lectura, observamos que le encanta ver el libro infantil, emocionado cambia la página para continuar escuchando el cuento desarrollando su atención, concentración y la comprensión, identifica personas, animales, objetos, colores, los paisajes con los elementos de la naturaleza donde va ampliando su vocabulario y estimulando su inteligencia emocional. En los contextos familiares, es allí donde fallamos para lograr el amor a la lectura.
También al tener una educación centralista de improvisaciones que vivimos en México, es uno de los motivo que nuestro país no destaque como una población lectora de libros, simplemente no se ha logrado en las aulas, porque el Proyecto del Rincón de la Lectura se quedó verdaderamente en el rincón sin lectura.
En el Programa Nacional de la Lectura y Escritura, la “estrategia” nacional denominada “En Mi Escuela Todos Somos Lectores y Escritores” quedó en una feria del libro sin impactar en los alumnos. La educación requiere un paradigma diferente, a continuar maquillando una educación de calidad que no se da.
Usted qué opina, estimado lector.