Por: Rubén Salazar/Director de Etellekt/ conwww.etellekt.com [email protected] @etellekt_
A una semana de que los mexicanos acudan a las urnas a decidir si Andrés Manuel López Obrador (AMLO) debe o no seguir en la Presidencia de la República, el inquilino de Palacio Nacional ha intensificado sus ataques al Instituto Nacional Electoral (INE), al responsabilizarlo por la falta de difusión de la consulta de revocación de mandato, como si toda la propaganda ilegal hecha por el gobierno federal y otros gobernadores de Morena no hubiera resultado suficiente para difundirla.
Por todos lados, en calles y avenidas, los puentes, espectaculares, bardas, postes y árboles, lucen tapizados por lonas, pendones o espectaculares promoviendo la ratificación de AMLO, y no han desaprovechado o respetado espacio alguno, llegando a pintarrajear banquetas, guarniciones y rampas que sirven a personas minusválidas. No solo eso, por doquier es visible la marabunta de jóvenes brigadistas pro AMLO, invitando con bocinas y volantes a la gente a ratificar al presidente, y visitando domicilios particulares, tianguis o negocios en zonas populares en los que advierten a la gente que de no hacerlo, podrían dejar de recibir las becas o pensiones que reciben.
En otros casos, los morenistas han pasado de la advertencia a la coacción del voto. En municipios sinaloenses como Choix y Sinaloa (municipio), beneficiarios y becarios de sembrando vida denunciaron de forma anónima supuestas presiones de parte de los coordinadores del programa quienes les condicionaron los apoyos a cambio de que voten por la permanencia del presidente, y acudan a la casilla con otros familiares para que sufraguen en el mismo sentido, pidiéndoles una foto de las boletas que así lo acrediten. En tanto que en Oaxaca, la diputada local del PRI, María Luis Matus Fuentes, acusó a servidores de la nación de aplicar las mismas prácticas en la entidad.
Y por supuesto, no han faltado las innumerables expresiones de dirigentes de Morena a favor de que el presidente concluya su mandato, aun a sabiendas de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que esos actos eran inconstitucionales. Esto poco ha importado a los militantes o simpatizantes de Morena, que insisten en seguir cometiendo infracciones o delitos electorales, o faltas y delitos por corrupción, a sabiendas que habrá impunidad para ellos, con fiscales carnales que aun cuando la SCJN los ha señalado de fabricar delitos y encarcelar a personas por venganzas personales, se mantienen en sus puestos, por órdenes de AMLO.
Menos a los que aprovechan el río revuelto para impulsar sus aspiraciones políticas personales al montarse en la popularidad de su jefe e impregnarse un poco de su magnetismo electoral con el pueblo. Políticos que a pesar de ser prácticamente desconocidos por la población, saben que AMLO sigue representando el principal activo de Morena, y que si como candidato bastaba a veces tomarse una foto con él que los posicionará electoralmente, hacerlo ahora que es presidente, puede significar la diferencia entre ganar o perder una elección.
Tal es el caso de la Jefa de gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, que más ocupada en asegurar la candidatura presidencial de su partido que en gobernar y restablecer el servicio de la Línea 12 del Metro, se mimetizó en la figura de López Obrador a la hora de defender la revocación (acusando al INE de ubicar las casillas de la revocación de mandato en lugares “escondidos o desconocidos”, resaltando insistentemente los supuestos logros de gobierno del presidente en eventos oficiales, por lo que el INE le impuso medidas cautelares, ratificadas en sentencias del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en las que le ordena retirar esos mensajes de apoyo al presidente por violar la normatividad electoral, y acusando a la autoridad electoral de ejercer un “marcaje personal” hacia su persona); aunque no por completo.
Si tanto cree en la democracia participativa Sheinbaum, ¿por qué no siguió los pasos de AMLO e impulsó el instrumento revocatorio en Ciudad de México (contemplado en la Ley de Participación Ciudadana local), a fin de preguntar a los citadinos si desean que la jefa de Gobierno continúe o no encabezando el gobierno? ¿Por qué esa vocación democrática que exclama a los cuatro vientos a nivel nacional se la guardó por completo con respecto a los capitalinos, que le perdieron la confianza en 2021? ¿Promovería con la misma convicción una consulta de revocación en la ciudad que gobierna, en la que muy probablemente sería removida por el voto ciudadano?
Lo mismo ocurre con el subsecretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Ricardo Mejía Berdeja, que en lugar de atender la ola de violencia homicida que gangrena al país, solicitó permiso al presidente para separarse del cargo “unos días” y promover la revocación en su natal Coahuila, estado en el que aspira a competir por la gubernatura el próximo año, abanderado por Morena y apadrinado por AMLO.
A pesar de todo este aparato oficial publicitario, ¿de dónde saca entonces el presidente que la difusión del INE ha sido insuficiente para que los ciudadanos estén informados de la consulta?
Según una encuesta telefónica publicada por FactoMétrica, el pasado 31 de marzo, 79.3% de los mexicanos están enterados de la revocación de mandato del próximo domingo 10 de abril; de las personas que dicen estar enteradas, 68.8% indicaron que era muy probable que acudieran a votar, 14.6% dijo que sería algo probable su asistencia, 6.8% poco probable y 9.9 nada probable (así el poder de convencimiento de la oposición que apostó por el boicot de la consulta).
De acuerdo con la encuestadora, esto implicaría una participación en términos reales de 54.5% de los electores en la consulta de revocación, por encima de las “estimaciones de participación por algunos académicos” de 27% de los votantes de la lista nominal de electores. Finalmente, calcula que 53.2% de los electores votarán por que AMLO termine su mandato, por 46.8% que piden que le sea revocado, dato que coincide con los niveles de popularidad del presidente que han presentado diversas casas encuestadoras, que oscilan en el rango de 50 y 60% de aprobación.
De ratificarse la fotografía tomada en esta encuesta, de ese tamaño sería el peso que tiene el aparato propagandístico del Estado y del presidente, para influir en las preferencias de los votantes a favor o en contra de los candidatos de su partido. En los hechos, la revocación de mandato no sólo ha servido a algunos aspirantes de Morena como una plataforma de proyección política individual, se trata de un ensayo o simulacro del régimen de la cuarta transformación encaminado a organizar elecciones de Estado de aquí y por lo menos hasta los comicios presidenciales de 2024, hasta que volvamos a tener una oposición capaz de hacerle frente.