Por: Lesly Mellado May
Hace medio año las escuelas reabrieron en medio de una gran polémica por la posibilidad de que se dieran contagios masivos de COVID-19 entre la comunidad escolar.
Si bien las primeras semanas se reportaron casos, seis meses después hay certeza de que la población menor de edad es resistente al coronavirus. También, que la vacunación universal disminuyó casos graves y defunciones entre el personal educativo.
La Secretaría de Salud federal ha informado que los casos de COVID entre los menores de edad han oscilado entre el 1 y 4% durante la pandemia, tras el regreso escolar y en la cuarta ola, registrando mayor prevalencia en el grupo de 12 a 17 años. Pero las escuelas no están llenas.
Es cotidiano ver en horario escolar a niños en la calle, en las tiendas, en los parques y en lugares de trabajo.
Las secretarías de Educación han presentado cifras alegres desde septiembre sobre el porcentaje de niños y jóvenes que acuden de manera presencial a la escuela; de seguir inflando números, el próximo mes completarán la matrícula con alumnos imaginarios.
El 1 de septiembre, la SEP Puebla publicó: el 79% de los estudiantes, es decir, un millón 196 mil 833 ha optado por asistir de manera presencial alternada, por lo tanto, se irá verificando su asistencia de manera permanente; mientras que el 21% que representan 325 mil 14 estudiantes, continuará con las clases a distancia.
Para el 12 de octubre y 15 de noviembre, la dependencia estatal reportaba una cifra menor, asistencia presencial del 75% de alumnos; y para el 22 de noviembre planeaba tener al 100% de niños y jóvenes en las aulas en el mes de enero de 2022. Pero resulta que para enero, el porcentaje de asistencia era del 53%, muy por debajo de la cifra de septiembre.
Si oficialmente la asistencia se desplomó, por qué la SEP no lanzó campañas para incentivar el regreso a las aulas. Las paradojas estadísticas no terminan ahí, en un mes, es decir, de enero a febrero de este 2022 la proporción de alumnos en la escuela fue del 53% al 90%, según un comunicado oficial. Un alza exponencial y sin acciones gubernamentales, al menos públicas. Raro.
El último reporte de la SEP Puebla es que el 90% de estudiantes acude a la escuela y el 10% sigue con instrucción en línea.
La cifra de asistencia del 53% (que parece se coló en un comunicado oficial) se percibe más cercana a la realidad. Es importante destacar que la responsabilidad de que los menores de edad asistan a los centros educativos es de los padres.
Si bien hay casos de excepción, la pandemia ha servido de pretexto para que algunos tutores evadan el “trabajo y costo” de llevar a sus hijos a la escuela.
Y la SEP en lugar de cumplir con la obligación de vigilar que los infantes gocen de derechos constitucionales, se niega a aceptar que hay un problema de pupitres vacíos; y sin problema no hay por qué elaborar políticas públicas que enfrenten el rezago generado por la pandemia.
La desigualdad es uno de los mayores lastres para el país y publicando cifras presuntamente alegres no es forma de resolverlo.