Por: Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Es relativocia
“Ya no es fácil crear un negocio, será necesaria mucha experiencia”
Un amigo platicaba que iba a iniciar un negocio. Se le aconsejó que consultara lo que iba a realizar, si conocía bien el “mercado” al que iba a ingresar, y nos dijo que no lo necesitaba porque él “sabía de todo”.
Consulte a esa persona –asegúrese usted– que sepa cuál es el significado de la palabra “costo” y el efecto de la misma, él le tiene que explicar además sobre el “costo de oportunidad”, el costo de “desembolso”, el costo comparativo al costo de absorción, el costo de capital, el costo de condescendencia, el costo de factores, el costo de operación o variables, el costo hundido y el costo marginal, el costo para el usuario, el costo promedio, el costo unitario, costos conjuntos, costos de transferencia, costos de venta, costos de clientes, costos evitables, costos imputados, costos inevitables, costos de llegada, costos históricos, costos primos, costos sociales, costos suplementarios, costos variables.
Y no sólo esos, sino otros más que le va a mencionar su asesor, como “cubrirse”, “crédito” bancario o comercial, al consumo, crédito a plazo, crédito sindicado y posiblemente le hable de la palabra “curva” en el contrato, curva en la demanda, curva de indiferencia, curva de oferta del mercado, curva de demanda de inversiones, y un largo etcétera, etcétera.
Otro término a tratar de entender es el de inflación, inflación acumulada, inflación anual, inflación de costos, inflación de demanda, inflación galopante, inflación importada, inflación por costos, inflación prematura, inflación progresiva, inflación promedio, inflación subrayecente, entre otros.
Se recuerda algún ejemplo de las abuelitas: su nieto se iba a casar, y la abuelita le preguntó si estaba seguro de esa acción; el nieto le dijo que sí: “muy seguro abuela”; entonces la abuela le dio papel y lápiz y le dijo: escribe lo que te voy a dictar: empezó la abuela a decir: “zapatos, zapatos, zapatos, zapatos, y el nieto a escribir. Después de escribir media hoja, el nieto le dijo: “abuela ya me cansé” y la abuela le dijo:” ya ves, si te cansaste de escribirlo imagínate cuando los estés comprando…” ¿Qué pasó después? ya no lo sé.
Regresando a la época que vivimos y a la que viene, si usted quiere poner un negocio por pequeño que sea, no vaya a la quiebra, comente con quien sabe: normalmente será un BUEN amigo comerciante o un BUEN familiar, que YA TIENEN EXPERIENCIA y seguro le darán acertadas opiniones, sin olvidar que usted tiene que adentrarse en la realidad de su futuro negocio.
Cómo vemos ya no es nada fácil crear un negocio, será necesaria mucha experiencia, y conocimientos, y no “cansarse” como el nieto, sino tener templanza, firme voluntad y confianza en uno mismo.
Tenemos que aceptar que hay cambios en todo el mundo y fundamentalmente en la ECONOMÍA.
A los jóvenes muy jóvenes que tienen tiempo de escoger un ejercicio profesional para su futuro, les diría que es el mundo de la economía, de las finanzas, el que va imperar en los nuevos tiempos que ya se está dando.
Tienen que adentrarse en los planes de desarrollo del país, en los económicos y conocer de la estrategia para el desarrollo de las comunidades y actividades comerciales.
No se debe llegar y poner un negocio con la idea de especular, porque esto no es actividad comercial.
Para poner un negocio, en esta época hay que conocer el lenguaje económico, comercial, fiscal y social, que es el cotidiano, el de todos los días, pero aplicado a la actividad comercial. De todas formas adquiera un diccionario para una consulta directa y aléjese de la soberbia de “lo sé todo”.
La persona mencionada en las primeras líneas no tomó consejo y ahora vive defendiéndose en los juzgados de sus acreedores porque –como se puede imaginar– NO sabía TODO.