Por: Alejandro Cañedo Priesca
Las tradiciones se mantienen porque se heredan de generación en generación; de los abuelos a los hijos y de los hijos a los nietos y así van pasando muchas historias.
Cada familia tiene una forma especial de recordar alguna receta, alguna forma de celebrar algún cumpleaños, el día de las madres o noche buena; cada uno se va forjando un destino, también las ciudades y las regiones de Puebla.
Así como en Puebla en julio y agosto tenemos el Chile en Nogada que nos permite disfrutar de una segunda navidad, desde mediados de octubre y hasta finales de noviembre, la gastronomía poblana recibe desde la Mixteca el Mole de Cadera, este tradicional platillo que afortunadamente podemos disfrutar en la capital por la cercanía con esta región, de donde es originario.
Este mole preparado con espinazos y caderas de chivo sacrificados en Tehuacán es una tradición heredada de las costumbres de la trashumancia española fusionadas con las semillas del guaje, una leguminosa de la región y el chile serrano seco. Además, la modernidad ha ofrecido otras modalidades, como los espinazos fritos o al ajillo y las caderas al horno en mostaza picante.
Un platillo de temporada lleno de sabor y tradición: El Mole de Caderas, originario de Tehuacán y con un ritual ancestral, que permite asegurarnos de que la receta se preservará a través de las generaciones.
Por ello hay cosas que no requieren cambios, hay cosas que no necesitan una transformación, sino mantenerlas para que duren por muchos años más.
La celebración que hacen los restaurantes en cada temporada gastronómica permite atraer un tipo de turismo que disfruta de comer, pero que también aprovecha el vasto Patrimonio Cultural de Puebla capital.
¡Viajemos juntos!