Por: Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Es relativo
Tener una pequeña idea, pero sólida de otros países forma parte de la personalidad. Eso se logra leyendo y viajando.
Recuerdo que una persona nos hablaba del Japón y de cómo eran en su trato los japoneses, todo ello como consecuencia de un viaje turístico que había realizado recientemente. Después de sus comentarios, le preguntaron cuánto tiempo había estado en Japón y nos dijo que tres días.
Lógico, se soltaron en su contra las carcajadas y las críticas. Alguien le dijo: “oye, llevo viviendo dos años en México y no me atrevo a decir cómo son los mexicanos, para ello se necesitan muchísimos años, suficiente lectura de cultura y de historia y una permanente convivencia, viajes además en el país, para atreverme a decir cómo son los mexicanos”, y de paso los poblanos, ya que aquí vivimos, esto último más difícil y complejo por su pluralidad.
Lo anterior explica por qué insistimos en recomendar la lectura. Por ello, hoy muy escuetamente queremos expresar unos comentarios sobre China a la que no he viajado.
China se conoció en su origen con el nombre de Catay, tal y como se desprende de los relatos de los viajes de Marco Polo. Muchos de los nombres chinos se derivan de su cultura y tradiciones.
China cuenta con una población cercana a los mil quinientos millones de habitantes, su capital es Pekín.
La cultura china es pletórica de mitología, filosofía, arte y música, tanto en su época antigua como moderna.
Un símbolo trascendente es el del dragón, que significa poder, nobleza, honor, suerte y éxito. Representa además la soberanía de los emperadores. Los dragones son de diversos colores, forman parte de las leyendas chinas, muchas personas usan la imagen como tatuaje. El dragón chino puede ser de varios colores, y no echa fuego como los dragones de otros países.
El pensamiento de los chinos fue y sigue siendo influido por destacados filósofos y maestros como: Lao Tse, Mozi, Mencio, Confucio, entre otros más.
Confucio es considerado el filósofo más importante y trascendente en la historia de China. Dominó las seis artes chinas y todos los rituales de su pueblo. Afirmó que la educación logra y da mejor forma de vida a las personas y a los pueblos. Una de sus muchas frases que han recorrido el mundo señala: “No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti”. Las ideas de Confucio buscan llevar y crear una vida sana en todos los sentidos; surgió así el confucianismo, filosofía que impera en China.
Los filósofos fueron creadores de escuelas filosóficas, iniciadas antes de Cristo, cuyo contenido ha nutrido el pensamiento de generaciones, algunas con fuerte vigencia al día de hoy.
Tienen como base dichas filosofías la tolerancia, la bondad, el amor, el respeto a la naturaleza y a los seres humanos, una convivencia sana.
De entre sus pensamientos surgen muchas enseñanzas, por ejemplo:
“Debes ingresar a la guarida del tigre para atrapar a sus cachorros; sin dolor, no hay ganancia. Nada arriesgado, nada ganado”.
“Cava el pozo antes de tener sed” es decir, oriéntate y prepárate para el futuro.
“El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años, el segundo mejor momento es ahora”. Es decir, no dudar, no esperar a tomar decisiones.
Implica todo ello que hay que vivir en armonía con la naturaleza.
En la época de la antigua China, la esposa de un emperador descubrió e inventó cómo dar vida a los capullos de gusanos de seda, para fabricar seda. Esto le dio fortaleza económica a China que generó una actividad importante al ser creada “La ruta de la seda”.
Época también en la que se realizaban magníficas esculturas de jade.
Los soldados usaban armadura de bambú acolchonada. Fueron los chinos expertos fundidores de bronce; en trabajos de la madera y laca.
China llegó a ser tan importante, grande y poderosa como el Imperio Romano.
Los chinos tenían sus divinidades y sus ritos majestuosos, tuvieron un dios de la literatura que fue un estudiante sobresaliente. El dios de la guerra fue uno de los más valiosos jóvenes en esa época.
Tenían, además, lo que llaman una actividad editorial como puede apreciarse en su historia, sin dejar de reconocer que un emperador ordenó la quema de libros y la muerte de sus autores por motivos ideológicos.
Recuerdo que existe una edición especial –que no tengo– de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla sobre China que está en la biblioteca José María Lafragua y que valdrá la pena comentar porque contiene la aportación cultural de China hacia el mundo.
Así como en China imperan tres fuentes religiosas, derivadas de Confucio, el taoísmo y el budismo, existe su lengua oficial que es el chino mandarín –la lengua más hablada en el mundo– y otros grupos humanos con diversos tipos de lenguaje y de dialectos y subdialectos.
China descubrió e inventó la brújula, la pólvora y los primeros cañones, el primer detector de temblores en el mundo, la imprenta, el primer robot del mundo, los relojes mecánicos, el arado de hierro, la acupuntura, los telares mecánicos y el fútbol creado 200 años antes de Cristo.
China tiene lugares de fantasía arquitectónica; paisajes esplendorosos, desiertos, praderas, montañas, ríos, historia, lagos, con fuerte desarrollo industrial, carreteras, puentes en donde viven cerca de mil quinientos millones de personas, más un fuerte turismo.
Tiene lugares como Hong Kong, Macao (Las Vegas china) la Ciudad Prohibida, el Palacio Real (patrimonio cultural), los Guerreros de Terracota, la Gran Muralla China, la catedral de Santa Sofía y sus modernos edificios.
China está considerada como la segunda economía en el mundo y muy fuerte en el desarrollo.
El pueblo chino está muy vinculado a su historia y costumbres, con su cultura, lo que lo convierte en un pueblo sólido después de más de tres mil años de existencia. Ahora anda en vuelos espaciales.
Se sugiere desde luego conocer este maravilloso país.
Se recuerda que viajar finalmente solo sirve para amar, entender y extrañar a nuestro rincón natal, al que primero debemos conocer e identificar como un progresista país.