Silvino Vergara
No hay personaje alguno en la actualidad que pueda provocar el renacer del nacionalismo y la unidad de los mexicanos como Donald Trump. Pareciera que para los nacionalistas es la última oportunidad de contener la americanización de nuestra cultura y tradición. Si hacemos un repaso de los personajes públicos de los últimos tiempos, ninguno de ellos, pero verdaderamente nadie, podrá provocar la unión de los mexicanos como él.
En las últimas noticias de agosto de este año, se puso en los medios de comunicación uno de los enésimos gritos desesperados del presidente de los Estados Unidos de América, en el que ha sostenido que resulta necesario implementar un impuesto a las remesas, es decir, al envío de dinero de ese país del norte a otros destinos.
Remesas que son la única esperanza de subsistencia económica de los países de Centroamérica, pues prácticamente de eso viven desde hace más de 50 años; países que no tienen alternativa alguna que depender de sus nacionales que viven y trabajan en Estados Unidos.
Por su parte, México está tomando, vergonzosamente, ese mismo rumbo.
Prácticamente, al caerse la industria del turismo y de autopartes, así como la petrolera (que se quedó a la deriva desde hace algunos años y cuya recuperación hoy, con los precios del petróleo, es casi imposible), solamente están quedando como modo de subsistencia los recursos provenientes de las remesas.
Son precisamente ésas a las que, desde la campaña electoral de Trump, se pretendía implementar un impuesto.
Afortunadamente, esto nunca sucedió, por lo menos en los cuatro años de gobierno de Donald Trump. Pero como ahora él está haciendo todo lo posible por ganar la reelección, está poniendo nuevamente el dedo en la llaga de ese impuesto, lo cual provocará consecuencias nefastas para los países que dependemos de las remesas.
Por ello, la nueva medida de implementar un impuesto a las remesas repercutirá no solamente en los migrantes ilegales mexicanos (como les ocurre con la construcción del muro fronterizo, que, incluso, afecta también a los pueblos de origen del norte de nuestro país y, en parte, a la fauna de esa zona), sino a toda la economía de la nación mexicana. Así, si se implementa ese impuesto, el presidente estadounidense estará asegurándose la distinción de ser el sujeto más odiado por los mexicanos, incluso más que los chinos, que son actualmente los más odiados por todo lo que está ocasionando la pandemia de coronavirus.
Y es que el impuesto sobre las remesas repercutirá en la disminución de éstas. Por ende, las primeras afectadas serán las instituciones bancarias, financieras, las casas de cambio, aquellas que realizan el traslado virtual de ese dinero.
De modo que será afectada la economía nacional desde su parte superior.
Pero eso no es todo. Los más afectados serán los familiares y personas que normalmente reciben esos montos.
Será afectada la capacidad de contener la pandemia que tienen. El dinero de las remesas muchas veces es para la simple subsistencia de las familias que se quedaron en México. Entonces se incrementará la pobreza con esa medida.
Para la población en general, ese impuesto también repercutirá, pues el principal y más directo ingreso del país hoy son las remesas, a diferencia de los otros rubros ya mencionados (ingresos por petróleo, turismo y autopartes), en los que el dinero llega a las empresas, corporaciones, que a su vez, dispersan el dinero poco a poco con sus proveedores de bienes y servicios. Por ende, la percepción de beneficio de estos ingresos es aún más lenta que la de las remesas, pues llegan a la parte más necesitada e inmediatamente ese dinero sale al mercado para los gastos de subsistencia. Por tanto, no se acumula, por el contrario, circula a la mayor brevedad posible. Algo que permite cierto movimiento en la economía tan paralizada que tiene nuestro país.
Debido a esta situación, los propios mexicanos y el mismo gobierno (que en los últimos tiempos ha sido tan tímido) deberían influir con el gobierno estadounidense para que no se tome esa medida, porque que en caso de que suceda, verdaderamente, el mejor amigo de México será Trump, porque unirá a todos los mexicanos en su contra, como últimamente lo ha estado haciendo con otras medidas siempre despectivas a los mexicanos.