Juan Rodolfo Rivera Pacheco / [email protected] / [email protected] / X: @rodolforiverap / Facebook: Juan Rodolfo Rivera Pacheco / Instagram: rodolfo.rivera.pacheco / www.beampexico.org
Como ya he escrito y dicho mucho en las últimas semanas, estamos viviendo tiempos inéditos en nuestra joven democracia mexicana (realmente hubo mayoría de representantes de partidos diferentes al del presidente de la República hasta 1997 y alternancia partidista en la Presidencia de la República hasta 2000).
Es decir, tenemos poco más de 20 años viviendo en un país más o menos democrático.
Vemos furiosos debates en la Cámara de Diputados por la aprobación –o no– de propuestas del partido que ganó la mayoría de escaños en la pasada elección.
Y estamos en vísperas de que sea aprobada –o no– la famosa Reforma Judicial que propone el actual presidente López Obrador y que anunció hace más de un año.
No la propuso después de que su partido(s) ganara(n) la mayoría legislativa; la gente votó por Morena y sus aliados sabiendo bien por lo que estaba votando.
Bienvenidos sean los debates y las discusiones legislativas. Son normales las alianzas de partidos para ganar elecciones y luego para sacar adelante propuestas legislativas. Así ocurre en cualquier país democrático con sistema parlamentario o similar.
El partido que gana la mayoría de curules en su asamblea o congreso gobierna. Y si no obtiene mayoría, busca alianzas con otros partidos. Así sucede en España, Francia, Italia, países escandinavos y otras democracias europeas.
Y en el sistema presidencialista de Estados Unidos, cuando el presidente no cuenta con la mayoría de representantes de su partido, contrata a lobbistas (castellanización de lobby –sala de espera– o actividad de cabildeo) para convencer y negociar con los opositores a fin de sacar adelante políticas públicas.
En México, por ser reciente la democracia parlamentaria (reitero), nos parece terrible que los partidos hagan alianzas y contraalianzas, y ahora que hay democracia representativa real, que quienes ganaron la mayoría de escaños en las Cámaras de Legisladores busquen sacar adelante sus propuestas (que anunciaron en campaña).
Pero de terrible no tiene nada.
Y sí, hay una gran discusión y polémica sobre lo que quiere asentar como ley la mayoría de Morena y sus aliados.
Hay una enorme controversia por la mentada Reforma Judicial. Hay una gran polarización legislativa, y muchos pretenden que sea una polarización
social nacional. Pero son dos cosas diferentes.
Morena y sus partidos aliados ganaron indiscutible y claramente la mayoría de Diputados y Senadores. Y por el sistema de reparto proporcional de escaños en ambas Cámaras (que funciona desde hace décadas y nadie protestaba), hoy cuentan con mayoría calificada en la Cámara de Diputados y están a solo una persona de obtenerla en la de Senadores.
Esto, previsto en la ley –que dicen defender todos–, es lo que tiene muy molestos a los partidos de oposición.
Se pretende hacer creer, por medios nacionales y redes sociales, que es “el pueblo de México” quien está en contra de la perversa y maldita “sobrerrepresentación” de Morena y aliados en el Poder Legislativo. Pero insisto, veo que se está divulgando una falacia.
Morena y sus aliados ganaron de manera contundente la Presidencia de la República (36 millones de votos contra 16 millones, redondeando cifras), al igual que gubernaturas, senadurías, diputaciones federales y locales, y alcaldías.
Sí, PAN-PRI-PRD obtuvieron 16 millones de votos, pero NO son la mayoría. Por eso, quienes ganaron hoy quieren sacar adelante sus propuestas. Que sea un capricho de López Obrador o no, eso que lo evalúen sus legisladores, pero que lo propusieron desde mucho antes de la elección es una verdad que nadie puede negar.
¿Hay polarización social? No. Hay polarización partidista: unos que ganaron una mayoría indiscutible y hoy la quieren hacer valer, y otros que perdieron y no terminan de aceptarlo ni entenderlo.
Perdón, pero no veo manifestaciones de millones contra la reforma judicial (y otras) de AMLO y Morena. Y aunque las hubiera, ¿por qué no salieron a votar todos esos millones y lograron unos 40 millones de sufragios para ganarle a los 36 millones de Morena? Y ya dejen las tonterías del “algoritmo” de Ferriz de Con.
Todas las encuestas serias siguen arrojando que la mayoría de la gente está de acuerdo con las propuestas y reformas de AMLO-Morena y… volvería a votar por ellos si hoy hubiera elecciones.
No sé si siguen locos y tampoco sé si dentro de tres o seis años volverán a votar igual, pero hoy tienen una mayoría indiscutible. Punto.
Y no, tampoco es opinión pública todo lo que se lee y ve en redes sociales. Entiendan: no porque haya tuits o videos ocurrentes en X, Facebook o TikTok, eso significa que la mayoría del pueblo mexicano piensa lo mismo.
Es lo que piensa o cree un opositor o crítico (la mayoría de las veces irracional y/o desinformado) de AMLO y sus aliados. Y tampoco son mayoría las marchas y manifestaciones de algunos cientos (o miles, órale) contra la reforma judicial.
Y también lo reconozco y entiendo: si por un senador no pasa la reforma judicial, Morena y sus aliados tendrán que aceptarlo (por alguna razón les hicieron falta tres o cuatro senadores más, o sea… NO ganaron).
Son las reglas del juego que dicen defender y respetar. Ni modo. Ambos bandos –y todos los mexicanos– tenían que vivir todo esto para entender lo que significa la democracia.