Por: Hugo Arquímedes González Pacheco M.
Desde mi escritorio
Ningún país es inmune a la corrupción. En México el cinismo de los funcionarios públicos con que se benefician a sí mismos merma la confianza de la población en el gobierno y las instituciones, socava la eficacia de la equidad en las políticas públicas y malversa el dinero de los contribuyentes destinado a la educación, la salud, carreteras, creación de empleos, etcétera.
Los robos multimillonarios son imperdonables, el costo tiene grandes dimensiones en la pobreza del pueblo, con la mala educación y la ineficacia del sector salud. La corrupción corroe la capacidad del gobierno para ayudar a hacer crecer la economía de manera que todos los ciudadanos se beneficien.
La corrupción política la tiene consolidada el PRI pero en la gestión de Peña Nieto con los gobernadores esto se hizo mucho más obvio, no porque con el PAN no hubiera corrupción, pero el cinismo de Fox, Martita y Calderón se concentraba con sus protegidos entre familiares y amistades.
El petróleo se vendió a los extranjeros, a exfuncionarios del PRIAN, a sus amigos empresarios, dejando en una situación endeble a Pemex y la viabilidad del país. La CFE ha sido sin duda golpeada: la generación de electricidad ha pasado a manos de privados, agravándose además la corrupción en dicha empresa paraestatal ahora que la atiende el mago de la corrupción Manuel Bartlett Díaz.
Se han cumplido dos años del triunfo de Andrés Manuel López Obrador, 24 meses en medio de una perversa corrupción de la mafia del poder, donde un pueblo harto de tanta pobreza y cinismo salió a las urnas a votar en contra de los políticos del PRIAN.
AMLO se enfrenta a una corrupción sin precedentes por parte de los expresidentes, llamados patriotas por su pandilla de diputados. Llama la atención que en su gira reciente en Colima, el presidente declaró a la prensa que no es partidario de que se juzgue y castigue a los expresidentes, cuando él en 18 años los acusó, criticó y señaló de toda la corrupción, las injusticias de la mafia del poder empobreciendo al pueblo, ahora se lava las manos como Poncio Pilatos y que el pueblo lo demande, pero él no está de acuerdo.
En un ejercicio imaginario, pregunto ¿qué hubiese pasado si AMLO no gana arrasadamente la Presidencia? Primeramente, no se hubiera emprendido una lucha contra la mafia del huachicol, delito que por más de tres sexenios creció de manera nociva en contra del patrimonio nacional; los gobernadores de los estados involucrados eran cómplices.
Falta lo más importante, que caigan los corruptos de cuello banco o el país continuará sin la aplicación de la justicia. El crimen organizado entre políticos se fortalecería, seguirían robando impunemente.
¿De dónde sacan los corruptos la calidad moral para criticar al único político mexicano al cual no se le ha comprobado jamás un acto de corrupción? ¿Desde cuándo los ladrones acusan a otras personas de actos que ellos mismos cometen? ¿Por qué estos personajes, y otros más, muestran hoy ese cinismo tan desbordado?
Si no fuera presidente López Obrador, continuaríamos viendo a las empresas con grandes condonaciones de impuestos millonarios, en especial las de políticos empresarios. Continuarían las facturas de empresas “fantasma” y la corrupción de las mismas de todos los funcionarios públicos de miles de millones de pesos robando las arcas del Gobierno.
Si no hubiese ganado AMLO la Presidencia, nadie hubiera sido castigado por la “estafa maestra” en que se robaron más de 7 mil millones de pesos ni estaría presa Rosario Robles por todos los contratos ilícitos donde participaron más de 11 funcionarios públicos en secretarías de gobierno, ocho universidades ni se sabría del caso de Pemex con las operaciones ilícitas ligadas a Odebrecht, estaría libre Emilio Lozoya y continuarían todas estas ratas en el paraíso de la corrupción.
Si Ricardo Anaya o José Antonio Meade hubieran ganado, los programas sociales seguirían siendo negocio privado de los funcionarios del poder, estos cínicos se autollaman patriotas que aman a México. No se olvida el fraude de la “Cruzada nacional por el hambre” de Enrique Peña Nieto, robo masivo de miles de millones de pesos que se quedaron en manos de funcionarios, intermediarios de empresas fantasma, gente sin escrúpulos que se benefició a costa de la pobreza de los mexicanos.
Los diputados federales continuarían distribuyéndose millones de pesos, dándose lujosos regalos entre relojes Rolex, computadoras y celulares, viajes de placer con gastos pagados, además de lo que reciben: viáticos de alimentación, trasporte, vales de gasolina y sueldo intocable.
Si hubiera ganado cualquiera del PRIAN, la tragedia sanitaria que vivimos por el COVID-19 la hubiesen aprovechado para privatizar las ganancias y socializar las pérdidas para que las pague todo en pueblo y dejarlo más pobre, porque estos cínicos tienen maestrías y doctorados en cómo robar, transar y despojar a la niñez de su derecho a la salud y a una educación de excelencia para el progreso.
En dos años de mandato, el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha enfrentado a diversos retos que lo han puesto en la mira internacional y en la de sus adversarios políticos.
Su triunfo en los comicios del 1 de julio de 2018, con la toma de posesión el 1 de diciembre del mismo año trajeron cambios significativos en la figura presidencial; entre ellos, el hacer efectiva la desaparición del Estado Mayor Presidencial y abrir al público como espacio cultural la residencia oficial de Los Pinos, antigua morada de los presidentes corruptos del PRIAN.
Sin embargo, López Obrador también ha tenido que enfrentar momentos polémicos que han generado incertidumbre en rubros como seguridad, economía, infraestructura de escuelas, la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles en la base militar de Santa Lucía, y la ola de violencia en todo el país en Sinaloa debido a la captura y liberación de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Es fuertemente criticado por los cínicos Fox y Calderón, quienes dejaron al país en esas circunstancias de violencia, corrupción para beneficiar a su familia y amistades. Han sido dos años vertiginosos de nuevo gobierno en los que, también hay que decirlo, se ha equivocado y continuará equivocándose, como en el caso de entregarle la educación a Salinas Pliego con el estafador Esteban Moctezuma en compañía de su amiga y asesora Elba Esther Gordillo.
El mal manejo con periodistas, recordar diariamente a sus adversarios, darle todo el poder a una sola persona sobre la pandemia, el mal ejemplo de no usar el tapabocas minimizado la pandemia siendo un líder que lo imitan, ahora con el perdón a los corruptos y tenerlos en su gabinete. En fin, cada quien con su inteligencia de gobernar.
Los mexicanos juzgarán sus acciones en las urnas electorales. Reconstruir un país como México es un trabajo titánico. Más, erradicar la corrupción en las conciencia de todos los mexicanos, sobre todo de los muchos vándalos que militan de partido en partido político siendo estos la real escuela de la corrupción nacional. Pero, insisto, ¡¿por qué el perdón a los expresidentes corruptos? Usted, ¿qué opina?