Notas para una defensa de emergencia
Silvino Vergara Nava / correo: [email protected] / web: parmenasradio.org
El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a aprender; no al que manda aprender o indica lo que se ha de aprender, ni al que aconseja que se aprenda.
Simón Rodríguez (profesor de Simón Bolivar)
Siempre que se conmemora el día del maestro en México se llena de festejos, felicitaciones, agradecimientos, etcétera, pero es esta una buena ocasión como para hacernos la pregunta de: ¿qué haremos con los maestros?, es decir, ¿qué sucederá con los maestros en un futuro?
Un futuro ya no muy lejano, pues la emergencia de pandemia, desafortunada o afortunadamente, aumentó el uso de los medios electrónicos para la comunicación, y se consideró herramienta esencial para resolver el problema del ciclo escolar de 2020. Muchos de los alumnos se acostumbraron a tomar clases por medio remoto, sin presentarse en instalaciones de las escuelas, universidades y demás instituciones, y se convirtió en una práctica común que los alumnos no necesariamente deban de estar presente de forma física, sino conectados por medio virtual. Esta forma de recibir clases no era muy común previo a la pandemia; hoy se ha convertido en un medio indispensable.
Pero, con esta tecnología de la información que ha evolucionado considerablemente, ¿tenemos que ponerla ahora como un sustituto al sistema tradicional?, es más, bajo esa inercia de la tecnología de la información, ¿qué haremos con los maestros? Pareciera que tarde o temprano se sustituirá a los profesores de carne y hueso, por hologramas, programas de computación, software, etcétera.
Esto no es nada descabellado, pero si se analiza objetivamente, en escuelas y universidades, sean públicas o privadas, su principal problema es el nivel de sus profesores, su capacidad para enseñar, el manejo de grupo y, desde luego, los conocimientos más avanzados sobre el tema que les corresponde y con ello su actualización permanente.
Desde luego que no hay forma de que pueda lograr ese cometido de la excelencia académica si es que normalmente hay muchos problemas con maestras y maestros. Consideremos las ocasiones de ausentismo de los profesores por enfermedades, problemas familiares, permisos; esto no se vería con las maquinas.
Además, ¿quién capacita a los profesores? ¿Quién les compra un libro?, ¿que cursos permanentemente están tomando? Con los salarios que perciben apuradamente pueden subsistir. Ni pensar de comprar un libro, menos de acudir a un curso, seminario, congreso; es más, “para eso está internet”.
El resultado es muy sencillo y obvioun fracaso de la educación en México en cualquier nivel, más aun el universitario, donde los profesores son de hora/clase y los que son de tiempo completo los ponen a hacer cosas ajenas a capacitación y normalmente están muy alejados de la realidad, del día a día de lo que sucede en la calle, por eso los alumnos salen de las universidades desorientados.
Desde luego que, hay otros problemas con maestras y maestros, pero esto bien que se puede corregir con la tecnología de la información, pareciera que esa es la amenaza, se acaba el ausentismo, se acaban las preferencias con el alumnado, pero sobre todo, la relación alumna o alumno profesor, que acaba en muchos problemas que todos conocemos.
Fundamentalmente, se da una instrucción con la tecnología de la información estandarizada, pues no habrá preferencias en los grupos entre los profesores que le corresponde a uno u otro grupo. Todos en el mismo nivel, con el mismo software, holograma, etc. y sobre todo que no habrá favoritismo si es que esto se complementa con otro sistema inteligente que se encargue de calificar y poner las notas a los alumnos, así hasta se acabo el problema de la corrupción en las escuelas, pues es claro que en este país hasta allí llega la corrupción, que consiste desde la venta de calificaciones, pasando por los favoritismos, los alumnos recomendados, etcétera.
También, con la tecnología de la información, se acabaran los maestros que están por compromiso, particularmente en el nivel de licenciatura y post-grado, esos que están por recomendación y los que están por necesidad. Todos ellos son un fracaso que repercute en la educación y desafortunadamente en las alumnas y alumnos. Unos por formar parte de su trayectoria se suman a dar clases sin saber lo que están haciendo, otros por la necesidad de complementar la cuenta para los gastos de la casa, del supermercado, la renta… por tanto, toman cualquier materia con tal de “juntar” para la cuenta de los gastos.
Con esta tecnología de la información se acabo todo eso. Antes de felicitarlos, habría que preguntarse: ¿qué haremos con los maestros?