Por: Alejandro Cañedo Priesca
Hace algunos años, en un portal de noticias de España salió publicado que en algún lugar de ese país se había llevado a cabo una encuesta, que dio como resultado que la palabra más bonita del español era en ese momento “Querétaro”.
Para muchos no fue sorpresa que, además de ser un nombre bonito, representa también a unos de los estados más pujantes y una de las ciudades Patrimonio de la Humanidad más hermosa de México.
Ubicada a tres horas de la ciudad de Puebla a través de recorrer el Arco Norte y la autopista México-Querétaro, es unaciudad virreinal con plazas llenas de árboles, un acueducto de principios del siglo XVIII con 74 arcos que reflejan la importancia de la ciudad durante el periodo de la Nueva España.
La ciudad, como muchas de la Nueva España, tiene una gran influencia barroca y muchos de sus grandes edificios ahora pueden disfrutarse más fácilmente debido a que se convierten en museos, como el antiguo monasterio de San Agustín que es ahora el Museo de Arte o el Ex-Convento de San Francisco, sede del Museo Regional de Querétaro.
El Templo de Santa Rosa de Viterbo del siglo XVIII es uno de los mayores ejemplos de arquitectura religiosa de México y uno de los puntos de interés turístico que incluye el Cerro de las Campanas, en donde fue fusilado el emperador Maximiliano en 1867 o la Casa de la Corregidora, hogar de la heroína de la Independencia, Doña Josefa Ortiz de Domínguez.
Ciudad de moderna intensidad y auténtica pausa provinciana, que permite tener una gran calidad de vida y un lugar para entender la historia de nuestro país.
Querétaro puede ser además el centro para alojarse en una visita por los puntos que marcan la ruta de la Independencia.
Viajemos juntos.