Por: Luis Paredes M.
En la política y en el sexo el ser humano antepone la naturaleza a la ley, la pasión a la costumbre, la conciencia a la opinión y el gozo al prejuicio…
En el sexo y en la política la razón obra con lentitud, y con tantas miras sobre tantos convencionalismos, que a cada momento se aletarga o extravía…
La pasión –en cambio– obra en un instante… Puede haber sexo y política sin razón, pero no sin pasión…
La humanidad está más corrompida por sus razones que por sus pasiones, y son estas las que mejor conservan lo que de humano hay en la sociedad contemporánea…
Las pasiones son los faros que iluminan el camino a la sabiduría. En la política y en el sexo el ser humano antepone la naturaleza a la ley, la pasión a la costumbre, la conciencia a la opinión y el gozo al prejuicio…
La Naturaleza se apiada del ser humano no permitiendo que viva mucho después de que se apagan sus pasiones, liberándole pronto de una vida que le reduce a su razón como único recurso…
No es cierto –ni en el sexo ni en la política– que cuanto más se reflexiona menos se siente, pero si lo es que cuanto más se juzga menos se genera, como sucede con AMLO…
Ni el sexo ni la política pueden ser plenos sin amor, pero el amor sin pasión es una prisión, deja de ser un vínculo para tornarse en cautiverio… no une, ata… no expande, limita… no nutre, extenúa… no inspira, turba… y la política sin pasión es trámite…
Es un hecho común que en el sexo y en la política los buenos no sepan desempeñarse… Se guían por convencionalismos que carecen de imaginación, que hacen lo de siempre, que evitan lo prohibido, que no saben crear momentos mágicos que susciten los más extraordinarios resultados…
Sus dichos y sus hechos carecen de significado… son insignificantes… Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días ¡¡¡es mudo…!!! en este nivel de subsistencia abundan las mujeres sintéticas y los hombres simbólicos…
En el sexo y en la política cuando se aprovecha el momento y la circunstancia conduce a resultados extraordinarios.
En el sexo no opera quien pasa buscando las fallas, quien juzga escrupulosamente al cuerpo de su pareja y no deja de remarcar ninguna imperfección… quien no está contento ni consigo mismo y condena todo lo que ve efectuarse… esto no… aquí no… eso me molesta… se aleja de todo lo humano de quienes tratan de entregar lo mejor de sí…
De igual manera en la política, estos personajes conducen a la frigidez si se les invita al tálamo… Eso está sucediendo en las mañaneras.
En el sexo y en la política nos debemos aceptar como somos y aceptar a nuestra contraparte como es.
Nadie es como quisiera ser ni los demás son como quisiéramos que fueran, pero cuando se establece una buena relación –primero con uno mismo– cumplimos recíprocamente a plenitud… Esa fusión en apogeo nos arroba y exalta de tal manera, que en ese momento no hay nada ni nadie mejor. Sexo y Política acuden al clímax…
En el sexo, ni todos los hombres pueden llamarse Hombres, ni todas las mujeres Mujeres…
En la política pocos pueden llamarse Políticos. Muchas parejas dicen que hacen el amor…
A LOS AMANTES LOS HACE EL AMOR… de igual manera La Política y no la burocracia –por dorada que esta sea– es la que hace a Los Políticos…
Lo más refinado del sexo y de la política no puede ni debe hacerse a los ojos de todos. Ambos requieren de ámbitos adecuados para su desempeño…
Esa es la razón del éxito de los moteles de breve estancia diseñados para los cortejos de los amantes…
Los amantes y los políticos crean reglas no escritas, pero que son válidas y no deben infringirse…
La política y el sexo pueden efectivamente, derivar en desviaciones y perversiones, pero estas suelen ser definidas en función de arraigados prejuicios que han limitado severamente la posibilidad personal y colectiva de alcanzar el clímax…
Se confunde la austeridad con la mediocridad, la honestidad con la hipocresía, el pudor con la pudibundez, la moral con la gazmoñería. Así se califican muchas cosas en la 4T pretendiendo confinar a la gente en ámbitos físicos, intelectuales y espirituales muy reducidos.
Se sostienen mitos y dogmas sin decidirse a gestar un bien superior. Cada vez menos personas siguen creyendo en aquellos sermones mañaneros que sin atreverse a incursionar en lo más profundo del pensamiento para así ascender a las más elevadas cimas de la sabiduría y la prosperidad.
Cada vez menos personas siguen creyendo en los sermones mañaneros que sin atreverse a incursionar en lo más profundo del pensamiento para así ascender a las más elevadas cimas de la sabiduría y la prosperidad.