Nora Yessica Merino Escamilla
En la era digital, donde nuestras vidas se entrelazan con el mundo virtual, la protección de nuestros datos y la prevención de la violencia en línea se han vuelto temas cruciales.
El estado de Puebla ha dado un paso adelante al buscar implementar tres iniciativas legales que pretenden salvaguardar a las personas de los delitos informáticos y garantizar una convivencia digital segura.
Estas reformas representan un avance significativo en la protección de los derechos digitales y la defensa contra los ataques cibernéticos.
La primera reforma de estas leyes es la modificación del Código Penal del Estado Libre y Soberano de Puebla. Introduce el concepto de “delitos informáticos entre particulares”.
Esta iniciativa tiene como objetivo sancionar el hackeo, la intervención y la distribución no autorizada de datos digitales obtenidos sin consentimiento que violenten a las víctimas.
Hasta ahora estos delitos no estaban adecuadamente tipificados, lo que dejaba a las víctimas sin una vía legal clara para buscar justicia.
Además, la adición de un agravante para los casos en que la víctima sea mujer o menor de edad refuerza la protección hacia los grupos más vulnerables.
La segunda reforma es a la Ley para el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, en la cual se ampliará la protección en el ámbito digital. Reconoce la existencia de ciberviolencia política contra las mujeres y establece que la violencia digital no se limita únicamente a contenidos eróticos o sexuales, sino que abarca cualquier forma de agresión en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Esto demuestra una comprensión más completa de los desafíos que enfrentamos en el mundo digital y la necesidad de prevenir y abordar cualquier forma de violencia en línea.
Además, se fortalecen las políticas públicas para prevenir y atender los delitos cibernéticos, ya que se dotará de nuevas facultades a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Puebla para asumir la responsabilidad de implementar una estrategia estatal de ciberseguridad para garantizar la certidumbre de las personas y las entidades en el entorno digital. Esto demuestra un compromiso por parte del gobierno en la protección de los derechos digitales y la prevención de los delitos cibernéticos.
Estas medidas legislativas no sólo buscan sancionar a los perpetradores, sino también proteger a las víctimas.
Se establece el derecho de las personas afectadas a solicitar la eliminación inmediata de información, datos, audios o videos que las violenten. Esto otorga a las víctimas una herramienta importante para defender su privacidad y salvaguardar su integridad digital.
En un mundo cada vez más interconectado, es fundamental contar con un marco legal sólido que proteja nuestros derechos digitales y fomente un entorno digital seguro y respetuoso.
Las iniciativas legales implementadas en Puebla que presentaré en próximos días serán un ejemplo a seguir para otros estados y países.
Sin embargo, no podemos depender únicamente de la legislación; también es responsabilidad de cada uno de nosotros promover una cultura digital positiva y respetuosa.
En conclusión, estas reformas que estaré presentando en Puebla –trabajo realizado junto con mi compañera de luchas Edurne Ochoa– representan un importante avance en la protección de nuestros derechos digitales y en la prevención de la violencia en línea.
Estas iniciativas reconocen la necesidad de adaptar la legislación a los desafíos que plantea el mundo digital y buscan garantizar que las personas puedan disfrutar de un entorno en línea seguro y libre de violencia.
Sin embargo, estas leyes no son suficientes por sí solas. Además de contar con una legislación adecuada, es fundamental promover la educación digital y fomentar el uso responsable de la tecnología.
Es responsabilidad de todos los actores –incluidos individuos, empresas e instituciones– trabajar juntos para crear un entorno digital seguro y respetuoso.
Las empresas de tecnología también desempeñan un papel crucial en este panorama. Deben implementar medidas de seguridad sólidas y salvaguardar la privacidad de los usuarios. Asimismo, deben colaborar estrechamente con las autoridades para prevenir y abordar los delitos cibernéticos.
Sin embargo, para lograr un verdadero cambio es necesario un enfoque integral que involucre la educación, la colaboración entre los diferentes actores y un uso responsable de la tecnología.
Sólo así podremos construir un entorno digital seguro, inclusivo y respetuoso para todo.