Jorge Luis Hernández [email protected]
Ni más ni menos
Estamos a tiempo señores. Autoridades, aficionados, directivos, medios de comunicación, jugadores y todos los que de una u otra forma, estamos involucrados con la familia del futbol. México es un país en donde actualmente, todavía se puede acudir a un estadio de futbol con la confianza de que se asiste a un espectáculo lúdico, a divertirse, en familia o con la pareja, sí, a gritar y echar una que otra mentada, pero siempre entendiendo de qué se trata de un jue-go, un juego al final del día, el más bello, pero no deja ser un partido de futbol.
Tristemente digo “todavía”, porque todo parece indicar que eso está por terminarse, pues cada vez son más los casos de violencia que se suscitan en los estadios mexicanos y, lo peor, lo comenzamos a ver con normalidad, como algo que no es raro, que es parte del futbol mexicano.
Todavía más indignante, me resulta que algunos directivos y autoridades justifican estas prácticas de pseudoaficionados, por la “pasión que dicen sentir por un equipo”, entonces comienzan a llamarles partidos de “alto riesgo”, imagínese usted que los clubes prefieren contratar seguridad privada, pedir a las autoridades efectivos de seguridad para que sus ´seguidores´–cual chiquillos– no se vayan a portar mal, en lugar de restringir accesos, crear protocolos de seguridad, credencializar –pero de verdad– a sus barras que tanto daño le hacen al futbol de nuestro país, barras que –por cierto– son apoyadas con entradas y dinero, por los mismas directivas de los clubes, esas, que cuando se suscitan casos de violencia en los estadios, condenan “enérgicamente” el hecho.
Lamentablemente, cada vez escuchamos más casos donde inadaptados, confunden el cariño por una camiseta, con la violencia y la guerra, lo que ha sucedido en meses recientes con las aficiones de Rayados y Tigres, en donde un grupo de “salvajes” golpean sin piedad ni tregua a otro por el único hecho de vestir los colores del rival de la ciudad, enciende los focos de alarma.
Peor aún es leer o escuchar a colegas regiomontanos decir que todo es por la pasión que sienten Nuevo León por sus equipos, así como lee, es un país donde desafortunadamente la violencia es el “pan nuestro” de cada día, hay quienes se dicen periodistas preparados, y se avientan esas frases y justificaciones. ¿Y la mano dura de la Liga BBVA MX? Cierto es que ahora ese problema se frenó, pero por el tema de la pandemia, porque nos pasamos cerca de un año sin aficionados, pero deberá usted recordar que este problema venia en ascenso y la Liga sólo se limitaba a decir que “habrá mano dura para las directivas que no hagan algo al respecto”, lo cierto es que esa “mano dura” no ha llegado y quién sabe si llegue.
Es increíble que el Pumas vs América sea considerado como partido de “alto riesgo”. ¿Alto riego? ¿Por qué? Es un partido de futbol, sí, con mucha rivalidad deportiva, pero hasta allí. Como también es increíble que las autoridades no den castigos ejemplares a los que incurran en actos de vandalismo, ´justificado por el amor a un Club ‘sí, esto de la violencia es un problema que nos afecta y nos concierne a todos.
Ojalá nos veamos en el “espejo” de lo que es en la actualidad del futbol sudamericano, en donde bajo el pretexto de la pasión, es imposible asistir a un River-Boca, por todo lo que conlleva, porque es de “alto riesgo”, o un Racing-Independiente, Fluminense-Flamengo, Peñarol-Nacional, etcétera, partidos en los que desafortunadamente ya es normal hablar de golpeados, broncas, desmanes, vandalismo y, sí, muertos también, en México aún estamos a tiempo, pero ya no nos queda mucho.
Ojalá la Liga MX entienda que este problema también se puede salir de las manos – si no es que ya se salió desde hace mucho– y que en cuanto pase lo de la pandemia y los estadios comiencen a abrir las puertas de sus estadios con relativa normalidad, el problema se va a volver más grande.
Mikel Arriola, presidente ejecutivo de la Liga, ojalá hagas algo para tratar de parar esto, o lo que sucede en Nuevo León, con sus dos equipos, en Jalisco con Chivas y Atlas, en la capital con Pumas y en ocasiones América, en San Luis, en Querétaro y otras plazas consideradas de “alto riesgo”, de lo contrario, a los estadios del futbol mexicano sólo asistirán los autodenominados “guerreros” de los clubes, porque seguro usted y yo no nos arriesgaremos, ni a nuestras familias, a nuestros hijos, que afortunada o desafortunadamente siguen nuestros pasos y hacen lo que hacemos, dicen lo que decimos.
Es una labor de todos, pero por favor, Liga MX, autoridades y medios de comunicación, que los inadaptados no “secuestren” a nuestro futbol, que los bárbaros no nos quiten la posibilidad de asistir a los estadios; no, la violencia jamás será justificada por un concepto de pasión tergiversada; ¿o qué, le vamos a hacer como siempre en nuestro país? Hasta que “se ahogue el niño, ¿buscaremos tapar el pozo?” Píenselo.